Robin y yo llegamos a dónde se encontraba la manada gracias al hechizo de teletransportación. Antes de irnos a adentrar a buscar a la manada, llevamos a cabo la transformación. Cuando nos transformamos, miré a Robin. Ya era de mi misma altura en lobo, pero a él le faltaba crecer y yo ya había crecido del todo.
Empecé a recorrer el bosque hasta encontrarme con un árbol hueco.
-En la manada lo llamamos el árbol aullador-le dije.
Metí la cabeza en el inmenso hueco que tenía cerca de las raíces y aullé, mientras ese aullido resonaba por todo el bosque. Me puse a olisquear el aire, y pronto eché a correr en dirección a donde había supuesto que se encontraba la manada.
Pronto, nos encontramos con la manada. Me acerqué a ellos, sin dejar atrás a Robin, ya que como ya no era de la manada, probablemente lo atacarían. Keryll, una adulta reconocida y respetada en el clan, se me acercó y habló conmigo. Después, se fijó en Robin.
-¿Qué hace él aquí?-me preguntó. A lo que yo respondí:
-Lo he traído yo, si hay algún problema me lo dices, ¿de acuerdo?
Keryll cogió a una cachorra y me la dejó entre las patas delanteras. La miré, sorprendida.
-¿Y esto? ¿Qué quieres que haga con ella?-le pregunté, confundida.
-La tienes que criar y educar-me respondió.
Me quedé parada. "¿Educarla? ¿Criarla?", pensé. ¿Pero para eso no estaban sus padres? Keryll dio media vuelta e hizo ademán de irse. Se lo dije, y me contestó, mientras seguía caminando:
-No lo entiendes, Maddie. Su madre era tu madre. Y ya no volverá jamás. Un cazador se la llevó.
Me derrumbé. Cogí a la cachorra y me la llevé a la cueva. A la mañana siguiente, me desperté y me llevé a la cachorra a dar una vuelta. Empecé a hablarle sobre que tendría que ser una líder algún día, pero ella solo estaba persiguiendo animalillos pequeños y buscando cosas con las que jugar.
-Ya está bien, Zira, escúchame-la reprendí.
Me miró, y me sentí rara, ya que como nunca había estado enseñando cosas a un cachoro de como liderar una manada, si exceptuamos a mi hermano, claro.
-Empecemos de nuevo. No puedes seguir persiguiendo cosas cada vez que quieras, ni tampoco buscar cosas con las que jugar, algunos humanos nos cazan, ¿recuerdas?-le dije a Zira.
-Vale-me contestó.
-Ante todo ya verás, que no comprenderás por qué razón un deseo no se cumplió cómo lo planeó tu corazón-le empecé a decir-. Más sabrás sin dudar que te vamos a ayudar, y tus dudas por fin cambiarás. No lo olvides jamás , nuestro orgullo sentirás; eres más una loba, eres de nuestra manada.
-Dime cómo he de vivir para ser yo y cumplir la ley del clan. ¿Es que puedo en mí confiar? ¿O no es más que estropear algún gran plan?
-Sigue a los que hoy no están, dónde estés contigo van. Tu rumbo también guiarán. En el bien y el dolor, nuestro orgullo y nuestro honor, es formar y amparar nuestro clan. Somos más que tú y yo, la manada nos creó; familias que al sol se unirán. El saber dirigir y el coraje de vivir, llegarán a sentir que eres parte del clan-le dije-. Mientras vivas aquí, esto es lo que eres. Algún día lo entenderás-le dije al ver su desconcierto-. Y recuerda: eres clan.
La cogí por el pescuezo y la llevé de vuelta con la manada.

Después de hacer le examen para pasar de grado me dio por pensar. Ahora yo era un licántropo. Habían pasado unos escasos meses desde que Angelique me mordió accidentalmente y luego desapareció. Mesité en mi habitación en la Torre durante varios días hasta que me decidí.Debía encontrar una manada de licántropos. Sería lo mejor que podría hacer: aparte de que conseguiría protección con los demás miembros de una manada, también habrían licántropos más experimentados que yo y dispuestos a ayudarme a controlar mis transformaciones.

Había escuchado que en las montañas de los lobos en el continente de Enawë, residían muchas manadas de licántropos. Debía dirigirme hacia allí porque tenía muchas posibilidades de encontrar una manada que estuviese dispuesta aceptarme.

Inicié mi peregrinaje un día lluvioso, por supuesto acababa de aprender el hechizo de teletransporte y fui teletransportándome poco a poco.Hasta que llegué a Enawë y a las montañas de los lobos. Tuve unas cuantas aventuras durante mi viaje, como cuando tenía que cruzar el mar para cambiar de continente y no me quedó más remedio que colarme.

Por fin llegué. La montaña estaba en su resplandor: las flores creciendo y los nuevos bortes brotando. La nieve ya se había derretido al pasar el invierno. Llevaba cuatro meses viajando y había llegado para ver el mayor esplendor de las montañas

Me paré en seco a ver el maravilloso paisaje.

-Por fin, tras cuatro meses de mi gran viaje he llegado. Ahora podré inciarme en la búsqueda de una manada dispuesta a aceptarme e iniciarme en mis caminos como licántropo. Pero tendré que tener cuidado, me sitúo en el continente élfico, y es conocido su gran odio hacia los humanos y los licántropos- me dije en voz baja. Llevaba tanto tiempo viajando que había llegado a estar dias sin usar la voz y quería volver a utilizarla, pero se me hacía extraño hablar solo.

Me senté para admirar un rato más aquella belleza indescriptible.

En cuanto dejé a Zira en la cueva con el resto de la manada, salí a reconocer el terreno. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve allí, prácticamente años. Y sentaba bien. Realmente bien.
Estaba caminando cuando de repente oí pasos, no como los de los lobos, eran humanos. Me deslicé entre los árboles y arbustos para ver de quién se trataba. En cuanto lo conseguí ver, olisqueé un poco el aire. Ese chico también era un lobo, se le notaba en el olor. Y no quería que estuviese en mi territorio sin mi consentimiento.
Me arrastré por el suelo, y cuando estuve detrás de él, me lancé por detrás a atacarle. Ya sé que había sido un ataque a traición, pero era lo que debía hacer por mi manada, si no, no sería una buena líder.
Con lo que no contaba, era que el chico se transformase y me atacase también. Conseguí quitarmelo de encima y atacar también, pero me había herido en la pata y no podía caminar muy bien.
-Contrólate y transfórmate, por favor-le pedí al chico.
Al ver que no lo hacía, lo comprendí. "No sabe controlarse", pensé.
-Atrás-le ordené.
Al ser un licántropo, como ya había notado antes, me haría caso y dejaría de atacar.
-Acompáñame-le dije-. Te ayudaremos con el problema.
Me refería a la transformación y él debería saberlo.

Unas cuantas mariposas por aquí unas cuantas abejas allí, y derrepente un ataque sorpresa. Pude ver el rostro de mi atacante. Era un rostro diferente, era el rostro de un licántropo. No tuve tiempo de reaccionar e intentar racionalizar como hubiera hecho si pudiera hacerlo, ya que una rabia comenzó a crecer en mi. La rabia comenzó a crecer descontroladamente. Después blanco.

Pude ver mi mente. Había rabia, el sentimiento dominante en mi propia mente aunque yo no pudiera controlarla en ese momento. Podía ver por mis ojos, pero no controlar mi cuerpo. Pude ver y oír como el lobo me decía, no se cómo entendía, que parara y la siguiera, me ayudarían.

No sé si fue que la euforia de encontrar a alguien que me ayudara o la sumisión que ejercí ante una hembra alfa, pero mi cuerpo dejó a un lado su lado agresivo y comenzó a seguirla.

La trnauilidad en mi mente hizo que pudiera controlar más partes de mi cuerpo, pero seguía sin su control completo.

Empezamos a caminar por el bosque. Llegamos al lugar donde se encontraba mi manada y le presente a la manada al chico, que durante el camino me había enterado que se llamaba Rigg.
-Este es Rigg-les dije, haciendo que todos me oigan, ya que me había subido a una roca-. Lo pondremos a prueba y ya decidiré si se queda-les dije en el idioma del clan.
Me giré hacia Rigg.
-Ya te enseñaré este idioma-le dije-. De momento, no formas parte de nuestro clan. De momento-concluí, gruñendo mostrando unos afilados dientes.
Me metí en la cueva con el resto de la manada, que ahora con Rigg, éramos unos veinte lobos, 12 hembras y 8 machos, sin contar a las crías.
Esperé a que amaneciera para despertar a Rigg y encargarle a Robin a nuestra hermana Zira. Nos adentramos en el bosque y llegamos a un claro.
-Es muy simple aprender a controlar tu parte de lobo-empecé a decirle-. ¿Sabes cuándo empieza a asomar el lobo en ti? ¿Notas algún cosquilleo o algo?
Me senté sobre la hierba y comencé mi transformación en humana. Pronto ya no era un loba de pelaje oscuro, sino una chica de 15 años que llevaba unos pantalones y una camiseta negra. Me puse de pie.
-Nosotros no siempre nos transformamos con la luna llena. Nos transformamos cuando nos enfadamos o nos sentimos amenazados-le dije-. Una vez que controles esto, podrás transformarte cuando quieras-concluí, sonriendo.
De nuevo, me transformé lentamente hasta convertirme de nuevo en loba.

La loba que había enfrente de mi se sentó en la hierba. Cuando me dí cuenta ya no tenía un animal salvaje enfrente de mi sino a una chica de unos 15 años haciéndome una pregunta.

La impotencia que sentía solo con tener la capacidad de ver y oír con mi nuevo cuerpo me agobiaba.Hasta que me acordé. En el libro de la Tierra había un hechizo para el control de los animales. Podía aplicármelo a mi mismo, y poder controlar el cuerpo que a duras penas me dejaba ver y oír.

Pensé el hechizo y...funcionó. Pude volver a tener el control sobre mi mismo, aunque era agotador ya que tenía que estar sosteniendo un hechizo.

- El cosquilleo lo sentí cuando me atacaste a traición y involuntariamente me transfromé- pude decir con mucho esfuerzo a la par que me sentaba.

-Eso es lo que pensaba-le dije, tumbándome en la hierba mientras me lamía la herida que me había hecho él ayer.
Me interné en el bosque hasta encontrar el río y me puse a beber agua.
-Si vas a ser parte de la manada-le dije, mirándolo fijamente-, tendrás que aprender a cazar. Siente la tierra bajo tus patas-le dije, sacando las garras y metiéndolas en el suelo, dejando pequeños hoyos-, de esta forma, la presa no te oirá llegar, o eso me han enseñado-le dije-. Espera el momento oportuno para atacar a la presa una vez que la hayas acechado. Volvamos a la manada, hoy les toca cazar a otros miembros.
Me dirigí de nuevo a la cueva de la manada.

Maddie me llevo hasta el borde de un rio.Me dijo un truco para cazar. Yo seguia manteniedo la el hechizo con el que  podia controlarme. Al final me llevo a la cueva de la manada.

Eso que me dijo en el borde del rio, me hizo feliz: si queria entrar en la manada tenia que aprender a cazar. Por lo menos  ahora sabia con certeza que no iba a objetar nada si pedia mi ingreso en aquella familia que llevaba buscando durante unos meses.

Intente tomar el control de mis garras. Las saque y las llave en tierra.Pude notar la humedad de a tierra.

Yo siempre seguia a Maddie, como si fuera su perrito guardian.

- Entonces es posible mi ingreso a la manada.- dije intenttando sacarle a Maddie un si

-Sí-le dije-. Ya eres parte de esta manada. ¿Tienes hambre? Porque yo sí.
Escuché un ruido. Levanté la cabeza y olfateé el aire. Y reconocí ese olor: un ciervo, y lo mejor era que todavía era una cría. Conducí a Rigg hasta detrás de una roca y le dije que esperara allí, que cuando consiguiera la presa, lo traería para comer.
Saqué las garras y las clavé suavemente en la tierra, mientras la movía dejando unos pequeños agujeros. "Pisa y siente la tierra", pensé.
Me agazapé entre la hierba alta y esperé el momento justo, pero cuando me iba a lanzar pisé una ramita que auyentó a la cría. No obstante, no se fue muy lejos, porque no me vio. Me volví a agazapar entre las hierbas y empecé a moverme con sigilo. Procuraba no respirar alto y no hacer ruido, mientras me acercaba. Un paso más y... Salté sobre el cervatillo y fui directa a su cuello. Una vez que sentí que dejó de moverse, empecé a arrastrarla hasta donde estaba Rigg y lo solté.
-Comida fácil-le dije-. Hoy les toca cazar a otros miembros, pero aún no les he dicho que formas parte de la manada y no cazarían lo suficiente para alimentarte a ti también, así que he cazado para comer.
Me tumbé y me puse a comer. Una vez que terminé mi parte, me fui al río a beber, pero había musgo resbaladizo y terminé dentro del agua. Bueno, en parte mejor, me lavaría los restos que tuviera de sangre. Me tumbé en la orilla del río y me puse a mirar a Rigg mientras comía.

Al fin era miembro de la manada. Por fin encontre a alguien con quien compartir mi raza. Maddie me llevo a cazar, me dejo detras de una roca y me dijo que esperara. Yo observaba con toda mi atencion ya que, queria ser util en la manada.

Vi como en el primer intento Maddiie fallo, pero al segundo mis ojos se aterrorizaron al ver como degollaba al pobre cervatillo. Aunque mi yo humano se moria de asco, mi yo lobo lo hacia de hambre. y coomo era el ue estaba dominando mi cuerpo inmediatamente me puse a comer. Pude ver como Maddie cayo a unn rio y salia a tumbarse en la orilla, mientras yo disfrutaba de ese asqueroso aunque delicioso majar.

Cuando termine me entraron unas ganas tremendas de echarme a doormir.Me tumbe al lado de Maddie y depues de lilmpiarme la sange me apolle la cabeza con mis patas e irremediablemente cai sumsamente en un sueno.

Esperé a que terminase Rigg de comer y a que viniese a mi lado. Al momento, estaba dormido. "Maldición", pensé. "Tenemos que volver a casa". Me levanté y le toqué con la pata, y lo empujé un poco con el hocico para que despertase, pero nada, estaba profundamente dormido. "Voy a tener que cargar con él", pensé. Intenté levantarlo y echármelo sobre el lomo, pero pesaba demasiado y lo cogí por la piel del cuello, sin hacerle daño por supuesto, y me puse a arrastrarlo por el suelo para poder llevarlo a la cueva. Lo dejé dentro y salí con el resto de la manada. Una vez que se hizo más de noche, nos dirigimos todos a la cueva, cada uno a su sitio dentro de la cueva. Yo me dirigí al mío, una roca algo más elevada dentro de la propia cueva.
A la mañana siguiente...
Me desperté y me fui directa al río. Una vez hube bebido volví a la cueva justo a tiempo para detener a Zira. Ya estaba bajando y la cogí por el cuello.
-¿Adónde vas?-le pregunté.
-Maddie-me dijo-. Suéltame...
-vale, solo quiero que tengas cuidado. Podrías hacerte daño...
-Caerte, o tal vez perderte. Ya lo sé. ¿Ahora me puedo ir?
-Muy graciosa. Vale, vete. Y no te acerques a esa montaña.
-¿Qué hay ahí?
-Tan solo un puñado de asesinos despreciables y desterrados-intervino mi hermano Robin.
-Exacto-corroboré yo-. Y ahora a correr.
Una vez que se fue, le susurré a Robin:
-Vigílala, porque conociéndola se escapará.
-De acuerdo.
Me puse a mirar por dónde se había ido la cachorra.
-Se parece a alguien-me dijo Keryll.
-¿Qué? ¿A quién?-le dije, confundida.
-Es igual que tú cuando eras más cachorra.
-Por eso mismo. ¿Tienes idea de en todos los líos en que me metí?
-No te preocupes, estará bien.
Dicho esto, se fue. Al rato, Robin volvió.
-Se ha ido a la otra montaña-me dijo.
-¡¿Qué?!-solté-. Reúne a la manada y llévala a la montaña. me voy adelantando.
Eché montaña abajo, deseando que no la matasen por ser la heredera de la manada que los desterró. No les convendría. Llegamos justo a tiempo. Me puse delante de Zira y gruñí, a lo que respondió otra loba.
-Vitani.
-Maddie.
-Vitani-dijo Julián.
-Julián.
-Robin, Rigg-dijo Robin-. Hechas ya las presentaciones, ¡SALID DE NUESTROS DOMINIOS DEL CLAN!
-¿De vuestros dominios? Estas tierras nos pertenecen. Eran de nuestro líder, el mismo que hasta hace varios meses lideraba también vuestra manada.
-Sal de estos dominios. Son nuestros. Llévate a tu cachorro de aquí.
-Creo que no conoces a mi hijo. Te presento a Uru, él fue el último en nacer antes de que nos desterrases.
-Ya está bien, hemos terminado.
Me di la vuelta y cogí a Zira con la boca.
-No, Maddie-dijo Vitani-. Acabamos de empezar-miró a mi hermana con odio y desprecio.
Me giré y me dirigí de nuevo hacia la cueva, con todo mi clan detrás. "Podrían haberte matado", le dije a Zira mentalmente. "Eres nuestra próxima, no puedes morir".
-¿Y si no quiero ser líder?-susurró-. Es muy aburrido.
"Eso significa que no quieres ser una loba", le contesté. Llegamos dentro y la dejé mientras me iba al río a descansar bajo los árboles.

Desperté en la cueva de la manada, esta vez yo estaba dentro. Un miembro de la manada corrió a reunir a toda la manada para socorrer una situación que necesitaba de todos los miembros. No sabía de que se trataba la situación pero como ayer Maddie me dijo que ya formaba parte de la manada los seguí.

El resto de la manada paró en seco detrás de Maddie. Yo aunque a empujones logré colocarme en primera fila, justo a tiempo para poder ver una discusión leve entre Maddie y una tal Vitani. El miembro al que acababa de conocer como Robin me presentó. Y la loba que se enfrentaba a Maddie también presentó a otro cachorro, al parecer habia habido un destierro entre miembros de la manada.

Maddie terminó la conversación en seco y cogiendo por el pescuezo a su hermana se la llevó. Yo corriendo la alcancé poniéndome a su lado.

- Maddie ¿Qué ha pasado? Siento parecer cotilla pero entiéndeme que soy nuevo en la manada y no tengo muy claro las relaciones de la manada con otras ''familias'' pregunté intentando que Maddie no explotara. ya que , estaba echando humos.

-No lo sé-le dije mirándolo a los ojos-. Yo no los desterré. En ese momento, yo no estaba, así que seguramente fue Keryll quien los desterró. Ella es la líder cuando yo no estoy.
Le di un empujón a Zira con el hocico, indicándole que vaya a jugar con los otros cachorros. "Cachorros", pensé. Ahora que me daba cuenta, cuando llegó el resto de la manada ayudarme, estaban los 8 machos, pero 6 de las 12 hembras.
-Espera aquí-le dije a Rigg.
Eché a correr hacia el interior de la cueva, en un rincón apartado; y los vi a todos: cachorros. Me pegué un susto, no esperaba que ya fuera el momento, y menos en ese momento. Pero era una buena noticia, después de lo que acababa de suceder. Conocí a los cachorros, que en ese momento estaban con los ojos cerrados y durmiendo entre las patas de sus madres. Salí a buscar a Zira y la dejé ahí dentro con los demás. Volví hacia donde había dejado a Rigg.
-Siento haber tardado-me excusé-. A lo que íbamos: por lo que tengo entendido, el líder que se adueñó de esta manada y de la de los desterrados, lo mató  Keryll para protegernos. Y por eso no se puede ir a esa montaña. Los desterrados están deseando destruirnos, y habrían matado a Zira, de haber podido. Lo que de verdad me ha extrañado, es que el cachorro ese, Uru, estuviese a punto de jugar con ella-concluí, extrañada-. Y lo que de verdad me preocupa de ese cachorro, es que Vitani lo va a criar odiándonos, nos va a guardar rencor sin razón. Por cierto, ahora que ya te juntas con la manada, ¿siguen creyendo que soy una cachorra aún? Es lo que me dice Keryll: sigo siendo un cachorro.
Una vez que dije esto, me aparté un poco de él y me senté cerca de un árbol con la cabeza y las orejas bajadas. Cerré los ojos, pensando en cómo hacer que creyeran que ya no soy una cachorra, sino una loba adulta.

Maddie se disculpo y se fue un momento. Cuando volvio me hizo una pregunta, solo respondi con una timida sonrisa.

Me estaba gustando esa vida. Habia dejado de lado miss preocupaciones de estudiante para sumergirme en un mundo a que recientemente estaba perteneciendo. Menos Maddie, ella tenia que deja sus preocupaciones de humana para tener sus preocupaciones de hembra alfa. Me gustaria ayudarla, pero no pueden haber dos lobos alfa.

Madiie se aparto a pensar. Me acerque a ella y me tumbe, esto de tener que estar manteniendo un hechizo, con tal de no matar descontroladamente, era agotador.

-No te preocupes porque piensen los demas. Si la gente piensa que todavia ere una cachorra,mejor, significa que ven la vitalidad y jovialidad que emana de ti tal y como debe hacer una hembra alfa. Ademas seguro que la manada no quiere una lider amargada por las preocupaciones dela manada - dije con un aire alentador en respuesta a la pregunta que me hizo antes.

Miré a Rigg mientras se tumbaba a mi lado, y después, me tumbé yo también.
-No lo entiendes-le dije-. Piensan que soy un cachorro, esa vitalidad la tiene un cachorro recién nacido. me refiero a que piensan que todavía soy muy joven para guiar una manada. Que aún soy inmadura. Y me preocupo por mi manada, claro que sí, pero eso no significa que haya que quitarse la diversión-dije, un tono divertido-. Por ejemplo: si los desterrados nos atacasen, tendría que liderar yo a la manada en el ataque. Y sé que podría luchar. Y que en algún momento tendrá que pasar, porque ellos quieren recuperar los dominios que su líder consiguió. Y cuando lleguen a luchar, estaré más que preparada-dije sacando las garras inconscientemente-. Oye, ¿por el camino has visto algún oso? En esta época salen, y provocarlos es increíble. te persiguen durante un buen rato. Llegas muerto a la cueva, pero te has divertido. El problema llega, cuando el oso casi te alcanza. Hay uno con una cicatriz en la cara por que yo le di con las garras cuando me estaba alcanzando. Y menuda marca le dejé, y era una cachorra.
Coloqué la cabeza entre las patas y respiré profundamente. Estaba agotada, así que me quedé dormida.

Me pregunto si habia visto algun oso.No, pero tenia que ser divertido hacer eso que me decia.

Maddie se quedo dormida enseguida. Yo mientras me quede pensando.No sabia hasta cuando iba a estar alli junto a la manada, pero me gustaria que fuera el maximo tiempo posible. Maddie me caia muy bien, y Robin, y la hermana de Maddie. Habia encontrado una familia que me habia aceptado tan calurosamente.

Puse mi cabeza imitando a Maddie, y como me paso ayer enseguida mequede dormido.

Me desperté muy temprano. Me acerqué al río y bebí agua. Desperté a Rigg y me dirigí hacia el interior del bosque.
-Vamos, andando-le dije.
Llegamos a la cueva, que se situaba en la cima de la montaña y me metí dentro para ver a Zira. El día pasó lentamente, o a mí me lo pareció, y se hicieron las 7 de la tarde, más o menos. Estaba jugando un poco con Zira para que no se aburriese, cuando llegó Julián y me dijo:
-Maddie, los desterrados están en los dominios del clan, se dirigen hacia aquí, ¡ES LA GUERRA!-Esto último me lo chilló y cerré los ojos, pensando.
-Reúne a los lobos, y a las lobas-le dije-. Dejad a los cachorros en la cueva.
Nos dirigimos hacia la cascada, ya que era donde estaba más despejado de árboles, en esa gran explanada. Estaba a unos cinco metros del río, y ya era cuesta abajo. Entré corriendo en la cueva y cuando volví, llevaba una cuerda en la boca, que guardé en un hueco que hice en el suelo y luego tapé. Me subí encima de una roca y miré a los desterrados mientras llegaban. Allí tendría una ventaja, al igual que Vitani, que estaba en otra roca: ningún desterrado se me acercaría a atacar porque yo daba órdenes, y a Vitani ningún miembro de mi manada por la misma razón.
-Ahora o nunca, Vitani-le dije desde encima de la roca-. Vuelve a casa.
-Ya estoy en casa-me dijo, mirándome fijamente-. ¡Atacad!
Yo les grité lo mismo, y al principio empezaron todos, mis miembros y los desterrados, a caminar despacio, luego empezaron a coger carrerilla y finalmente a correr. Y empezó la lucha, que se volvió feroz.
-¡Directo a sus ojos!¡Rompédles los dientes!¡Golpes bajos!-gritó, por un momento, hasta me entró el miedo de que nos masacren-. ¡Cogédles, haced los que debáis!
Pude ver como mis lobos estaban siendo atacados con furia y ferocidad, y me sentí fatal por ellos. De pronto, como si todos los desterrados estuviesen de acuerdo, fueron a por Keryll. Me quedé parada viendo como Vitani se dirigía hacia ella, y cuando Keryll se levantó le dio un zarpazo y la tiró al suelo de nuevo. Cuando estuvieron frente a frente, y se miraron, se gruñeron y cuando se iban a lanzar, salté de la roca y me puse entre las dos. Ya no quería más masacre.
-Basta ya-les ordené-. ¿Qué diferencias viste eryll en ellos para desterrarlos?
-Ellos...
-¿Ellos? ¿Nosotros? Ellos son nosotros-le dije-. Una vez me dijiste, que somos clan. Entonces no te entendí, pero hace un tiempo que ya te entendí. No tiene sentido seguir con esto.
Vitani nos miraba. Y le dijo a su hija, una más mayor que su cachorro Uru, algo como "¡Ahora!". Y su hija se negó, se puso a nuestro lado y dijo que ya era suficiente. Y sus lobos hicieron lo mismo, aunque tan solo eran 10.
-Esto se ha terminado-le dije-. dejemos el pasado... olvidado.
-Yo nunca olvido-me contestó.
Y se lanzó a por Keryll, pero yo no permití que fuera de nuevo a por ella, así que cuando se lanzó, me puse yo en el medio y la empuje hacia un lado, y caímos las dos rodando hacia abajo. Íbamos gruñendo y dándonos golpes, hasta que nos dimos cuenta de que nos caíamos, y nos separamos. Rodamos dando volteretas, y cuando conseguí darme la vuelta, saqué las garras y las clavé en la tierra, reduciendo la velocidad y consiguiéndome sujetar antes de caerme por la cascada.
-¡Maddie, sujétate!-me gritó Keryll.
-¡No pensaba soltarme, te lo juro!-le respondí.
Tomé impulso para poder saltar arriba y cuando lo conseguí miré a Vitani, que estaba algo más abajo, en las rocas intentando agarrarse para no caerse. Fui a por la cuerda y le tiré un extremo.
-Vitani, agárrate a la cuerda-le dije-. Te salvaré.
Con una pata, intentó cortar la cuerda con las garras, sin conseguirlo.
-Vitani, vamos-le dije-. Te salvaré-le repetí.
Cuando iba a coger la cuerda con la boca, se empezó a resbalar más aún y la bajé más. Se agarró con la boca e intentó subir. Tiré hacia atrás y la empecé a subir, lentamente. Cuando estuvo arriba, le dije:
-¿Ya está todo olvidado? ¿O debí dejarte morir?-le pregunté.
-Todo olvidado-me contestó.
Subimos hacia la explanada y me acerqué a Keryll.
-No soy una cachorra-le dije.
-No lo eres. Ya no-afirmó.
-Vámonos a casa-les dije, y miré a los desterrados también-. Todos.
Y empezamos a caminar, me retrasé para hablar con Rigg.
-Has soltado a tu lobo-le comenté, recordando como peleaba-. ¿Has matado a muchos? Eso nos ha servido hasta cierto punto-le dije, algo divertida.
Giré la cabeza hacia él, esperando su respuesta.

Me desperté junto con Maddie y fuimos a la cueva andando. Pase todo el día viendo como Maddie jugaba con Zira. No me cansaba de ver esa vitalidad con la que se divertian. Tambien pase parte del dia conociendo a Robin.

Pero pronto vino Julian y aviso de el avance de los desterrados. Nos llevó al campo de enfrentamiento, allí estaban todos. ¿En serio tendría que luchar como un lobo? No sabía. Me plantee utilizar la magia, pero llevaba cuatro dias manteniendo un hechizo y necesitaba un descanso, estaba agotado.

La batalla comenzó. Ya sabia como luchar de forma que favoreciera a mi manada. Baje el hechizo. Mi cuerpo comenzó a descontrolarse. Mi mente volvió a caer en el olvido. Comencé a luchar descontroladamente y sanguinariamente dañaba a los demas lobos. Mordia, arañaba, pataleaba... mi cuerpo luchaba freneticamene.

Hasta que una voz sono en la oscuridad en la que se encontraba mi cabeza. Era Maddie pidiendo la reincorporacion de lo desterrados. No podia, lo intenté varias veces,  hasta que al fin pude volver a levantar el hechizo de control. Cuando me di cuenta estaba aun peleando despues de que los dos bando habian parado ya.

Solo se que vi a Maddie caer por una cascada. El miedo golpeo fuertemente. Corri todo lo que pude para alcanzarla, derrape en el borde, cuando la vi subir y ayudar costosamente a Vitani. Agradeci mucho lo que sucedio. Ahora la manada era mas grande. Vitani, Uru... esperaba que me aceptaran como habian hecho la mitad de la manada.

El grupo partió a la cueva, y Maddie vino a hablar conmigo. Me hizo ¿un cumplido? De todas formas lo agradeci.

-En verdad no luche yo, sino mi lado descontrolado y con una sed tremenda de sangre- dije a Maddie.

-¿Y tú?¿Qué vas a hacer ahora que la manada a crecido casi la mitad? - pregunté con una sonrisa lobuna.