Mi retiro del mundo de la Torre y su saber habia sido mas obligado que voluntario. La desaparición del Principe de Wolkröne habia traido de cabeza a todo el reino , y yo , como Rey de un reino vecino y aliado tuve que ayudar en la búsqueda del desaparecido , tomando el mando personal de las fuerzas de mi reino y coordinándome con los otros grupos buscadores del mayestático desaparecido , hasta que apareció . Una vez sucedió esto , decidí , en un arrebato de sentido del deber , regresar a Altovalle , la capital de Varsiria , en lugar de partir hacia la Torre , para poner en orden los asuntos del reino que ya había desatendido mucho : impuestos , juicios , y como siempre , acabé metido hasta el cuello en la vieja lucha entre nobleza e Iglesia , lo cual me retrasó aún más . Finalmente , viendo que el asunto se había estancado , pues los nobles se estaban desesperando tanto que empezaron a recurrir a leyes de  200 años de antigüedad , lo dejé todo en manos de mi pobre Canciller , y raudo como el viento , salí a todo galope de la capital en medio de la noche , por si acaso a los nobles se les ocurria la desagradable idea de ir a buscarme al alba a mis habitaciones , reteniéndome mas aún en ese caos llamdo burocracia .

Mi viaje transcurrió tranquilo y apacible , pero yo ardía en deseos de llegar a la Torre . Y así , ahora la contemplaba yo , extasiado por su misteriosa belleza , sintiendo como la magia circulaba por todas partes , envolviendome en un cálido abrazo que yo había echado de menos . Sentía el Aire acariciándome , sentía la tierra la Tierra viva bajo mis botas , lo sentía todo , mis sentidos agudizados bajo el influjo de aquel paraje viejo como el mundo . Sonriendo , como quien visita a un viejo amigo , obligué a mi caballo a que dejase de comer hierba y que se moviese . ¨ Ya estoy aquí , amiga ¨ pensé .