Merenwen Ar-Feiniel
Entrenamientopor Merenwen Ar-Feiniel, Miér Sep 02, 2015 3:47 pm
Entrenando El Libro de la Tierra
Primer Día
Me encontraba en mi habitación tirada en la cama con el libro cuando después de haberlo leído un par de veces detenidamente , decidí que ya era hora de pasar a la acción, no sabia cual sería el mejor sitio para empezar el entrenamiento y ya que se trataba el de el libro de la tierra pensé que era mejor estar en contacto con la naturaleza y podría ser hasta beneficioso cruzarme con algún animalito. Baje decidida las escaleras, abrí la la puerta del vestíbulo de la gran torre y miré hacia el exterior, se extendía una extensa vegetación, perfecto
Salí temprano, para poder tomarme el entrenamiento con calma, llevándome un almuerzo, agua y el libro de la tierra en una pequeña bandolera que tenía.
No había hecho mucha magia antes de llegar a la Torre, por no decir que nada, me había limitado a entenderme con mi gato y mantener alguna conversación. Hasta llegar aquí claro esta, cuando llegue a la Torre me encontré con una joven a la que ya le habían enseñado un par de hechizos básicos según me dijo y los estuvimos practicando ahí mismo, ahora encontraba la situación hasta divertida , pero el momento de tener todo el vestíbulo de la torre lleno de rosas no fue muy inteligente por nuestra parte, estaba claro que en un primer momento nuestra intención fue solo crear una, pero aparecieron un montón, asique aunque en ese momento no lo sabia pude practicar ya la forma de deshacer hechizos para conseguir dejar aquel lugar tal y como lo encontramos.
Como ya había leído el libro sabia que me iba a ser imposible practicar todos los hechizos el primer día, asique decidí tomármelo con tranquilidad y mucha calma.
Decidí empezar con los hechizos que más me llamaron la atención, a lo mejor no eran los más útiles pero tenía especial interés en ellos.
Me acerque a un joven árbol que estaba creciendo, puse la palma de mi mano junto a su corteza, cerré los ojos, respiré hondo varias veces hasta que mi cuerpo entró en un estado de paz absoluta
Mi voz sonó decidida y mi cuerpo aun se mantenía tranquilo asique decidí abrir mi mente y escuchar. En un primer momento no percibí nada, tan solo el silencio inundaba mi mente, esto parecía inútil, hasta que porfin escuche como se sentía el árbol, libre mientras el viento movía sus ojas , era asombroso, una sensación indescriptible, por lo que deducí que aquel árbol se veía bastante feliz y creciendo en un lugar que le gustaba bastante.
En ese momento fui mas allá y separe mis manos del árbol a ver si podía seguir sintiendolo, y pasado un instante así fuí. Antes de acabar la clase pude haber sentido una pequeña ardilla trepando por un árbol, escuchaba como iba iba moviendo sus patitas ascendiendo en busca de comida. Instantes más tarde empece a sentir también aquel árbol, era un árbol bastante grande y de avanzada edad , podía ver, a pesar de tener los ojos cerrados como el viento movía sus hojas dándome a conocer su tamaño.
Finalmente mi cuerpo empezó a sentirse desgastado, me sentía muy cansada y casi sin fuerzas para seguir, supongo que a pesar de no ser un hechizo muy poderoso había conseguido desgastarme. Abrí los ojos y vi que la ardilla y el árbol que había conseguido ver en mi mente no se encontraba a más de 3 metros, me sentí algo decepcionada esperaba que al menos la potencia de mi hechizo , capaz de agotar todas mis fuerzas hubiera llegado más lejos, aun así no menospreciaría mi trabajo , al menos no el primer día. Bebí un poco de agua, y tome algo y volví hacía la Torre,
De camino a la torre vi como había pasado todo el día fuera, realmente mis progresos aunque pequeños me habían costado un montón de tiempo.mañana será otro día.
Segundo Día
Como ya sabía hasta donde era capaz de llegar mi cuerpo decidí descansar bastante esa noche y desayunar fuerte ese día antes de comenzar con el entrenamiento.
Volví al valle, pero esta vez decidí alejarme un poco más, no mucho para saber volver sin problemas, pero lo suficiente para encontrar nuevas emociones. La voz sensata de mi cabeza sonó. Era algo raro en mi no solía escucharla con normalidad, así que le hice caso y practique el hechizo del día anterior para ver si había conseguido mejorar, La constancia es la base del existo solía decir mi madre.
Conseguí entrar en contacto con la naturaleza esta vez no me costo tanto. Escuche un conejo correr por el bosque su sonido era relajante aunque se le veía algo alterado, antes de parar el hechizo decidí seguir un poco más a ver si averiguaba que es lo que le preocupa, el animal entro en una madriguera donde pude sentir la presencia tres conejos mas pequeños ¡Oh, no!. Una de las crías estaba herida, no se me ocurrió mejor forma de practicar algunos otros hechizos que ayudando a esta pobre familia. Abrí los ojos y salí corriendo en su búsqueda.
Cuando ya estaba cerca vi como la familia se escondía con miedo de mi presencia, tal vez salir corriendo no había sido la elección más inteligente si mi intención era ayudar. Cogí el libro de la tierra, el cual portaba en la mochila y observe como uno de los hechizos que había era para tranquilizar a los animales. uff, este libro vale para todo pensé.
En un primer lugar me acerque a la madre, tome aire para intentar relajarme, cruce los dedos y le susurré al oído.
Parecía haber funcionado, la pequeña coneja y yo nos quedamos mirando unos instantes ¡HURRA! dije para mis adentros Esto de la magia empiezo a controlarlo.
Mire en mi bolsa donde llevaba una botella de agua, y eche un poco sobre mis manos para que la familia de conejos pudiera beber, vi que en primer lugar bebió la madre y tras ella dos de sus hijos, lamentablemente pude ver como un tercero seguía tirado en la madriguera sin poder moverse, llevaba un corte en la pierna, y si no comía pronto moriría.
Puse toda mi atención en la madre y la miré fijamente a esos pequeños ojos. En ese momento pude sentir como pedía ayuda pues su cría estaba en apuros, siempre me había gustado ayudar a quienes más lo necesitaban y este parecía un buen momento. Yo lo puedo ayudar , pero no aquí. Arranque unas hierbas que había por ahí cerca,cogí la cría y me levante decidida dirección la Torre.
Sé que mis padres se habrían sentido muy orgullos de mi, ya que por fin se y he comprobado que todas aquellas historias que me contaban eran ciertas y no cuentos de niños.
Me pare junto a la gran puerta de la Torre ¿Se podrán pasar animales? No había leído nada que dijera que no, pero la pobre no estaba como para que la pillara y la echaran a la cazuela, asique saque el libro y la botella de agua con la que solía salir a entrenar y la metí en la bolsa. Subí las escalaras a paso ligero intentado no hacer mucho ruido y pasando desapercibida entré la poca gente que me cruzaba. Entré en mi cuarto y cerré la puerta, inmediatamente saque al pequeño conejo del bolso y lo puse encima de la cama. Vi que estaba algo inquiero y asustado y aunque mi cuerpo ya estaba bastante cansado intenté hacer un hechizo más, que como ya había practicado supuse que no costaría demasiado
Vi como el pequeñín se iba tranquilizando poco a poco, efectivamente no fue tan rápido como con la madre pero el resultado final era casi el mismo. Cogí las hierbas que había arrancado del valle y le di de comer al pequeño, una vez hubo comido un poco abrí el armario y saque un viejo vestido destrozado, arranque unas telas, saque el cajón de la mesilla y le hice una cama al pequeño animal indefenso.
El día había sido largo y cargado de emociones, era hora de descansar y poniendo al animal en el cajón cogí mi libro de magia y me puse a releerlo en la cama a la espera de que me entrará sueño para que al día siguiente pudiera ayudarlo.
Tercer Día
Abrí los ojos, me había quedado dormida en la cama con el libro, bueno, no importa pensé, al menos había descansado. Me levante con delicadeza de la cama y con mucha tranquilidad, me estiré y mire a mi alrededor Donde se había metido el condenado conejo y porque no estaba donde lo deje. Empecé a revolver toda la habitación en busca del conejo , mire en el armario, entre los libros,debajo de la cama.... es imposible me dije, si no podía ni moverse. En ese momento decidí mirar con más atención en el cajón donde lo había dejado el día anterior, cuando para mi sorpresa un pequeño hocico empezó a emerger entre las telas en busca de luz solar. Tras un pequeño desayuno pensé que había llegado la hora de seguir con mi entrenamiento, había estado leyendo la noche anterior sobre este hechizo, pensé que podría resultarme bastante útil, aunque no era inmediato era lo mejor que tenía hasta el momento.
Pude sentir el como el animal se asustaba, tal vez había estado demasiado relajada permitiendo comunicarme con el conejos. Espero que no... aunque parecía que si porque pude ver como me decía que no le hacia demasiada gracia ser mi objeto de pruebas con el que practicar para mis hechizos. Saldrá bien le dije Respiré hondo y concentré toda mi energía en este hechizo.
El pequeño y yo nos miramos no parecía ver nada nuevo, tal vez no haya surtido efecto, pero no estaba dispuesta a probarlo de nuevo sentía que mi cuerpo pesaba más de lo normal, se me cerraban los ojos, y eso que hacia pocas horas que me había levantado, lo mejor era reponer fuerzas. Me fui de la habitación con intención de asaltar la cocina y volver con cargada de energía, aunque desgraciadamente no fue así, volví algo recuperada y con un par de magdalenas por si acaso después tenia mas hambre, pero desde luego no volví llena de energía como pensé que pasaría.
Esperé que pasará la tarde con esperanzas de volver a probar el hechizo, aunque llegada la hora no me encontraba con suficientes fuerzas para probar de nuevo, así que decidí relajarme y entablar conversación con el pequeño, al cual tras una larga conversación decidí apodarle Bunny y así poder dejar de referirme a él como conejo.
Cuarto Día
Había recuperado ya todas mis energías y nada más darme cuenta una sensación de alivio inundo mi cuerpo. Me levante con ganas de seguir mi entrenamiento asique lo primero que hice nada más levantarme fue mirar en el cajón en busca de Bunny, rebuscar entre las telas, mirar debajo de las telas... Vale esta vez no estaba y ahora estaba totalmente segura.
Miré por los alrededores, la puerta estaba cerrada estaba claro que no podía ir muy lejos, pasados unos pocos minutos y mirando detenidamente en cada rincón de la habitación lo encontré escondido entre la pata de la mesa y la silla. Lo cogí en brazos y vi como la herida estaba prácticamente curada, no salia de mi asombro, el pequeño ya podía andar a lo largo de habitación y aunque los esfuerzos a realizar no eran muy elevados el pequeño ya estaba casi curado, por un momento me sentí una gran maga todopoderosa, el hechizo del día anterior realmente había funcionado, me iba a convertir en alguien imparable pensé para mis adentros. A pesar de que ya se podía mover no me atrevía a devolverlo al bosque con su familia pues no tenía la suficientemente agilidad como para defenderse por si solo. Aun así no iba a dejar mis entrenamientos de lado asique me senté en el escritorio, abrí el libro y me puse a buscar cual seria el nuevo hechizo que practicaría hoy.
Hojeando el libro vi que había algunos bastante útiles, así salí corriendo de la habitación hasta llegar al jardín y llene un viejo bol que había robado de la cocina cuando me lleve las magdalenas de arena y un par de semillas y volví a la habitación.
Estaba claro que el entrenamiento estaba dando resultados pues ya mi cuerpo no se cansaba tan rápido, leí la descripción del hechizo y vi , que si había salido bien antes de dormir debería de haber empezado a ver resultados. Aun tenia suficientes energías para practicar un poco más por lo que no deje mi entrenamiento ahí.
La verdad es que no fue una gran transformación , aunque eso no quito que no me sintiera orgullosa de mis progresos, había conseguido transformar la vieja silla de mi habitación en un cómodo sillón, la verdad es que la función era parecida, pero no se me ocurría otra cosa y seguro que mi espalda lo agradecería .
Aun sorprendida vi como seguía manteniendo mis energías , aunque me encontraba algo más desgastada aun podía proseguir, Maravilloso.
Cogí del escritorio la vieja pluma que utilizaba para estudiar y tomar apuntes
Inmediatamente vi como a la pluma le salían brazos y piernas, durante un rato puse al conejo y a la pluma a jugar, me divertía ver como Bunny huía perseguido por la pluma con patas y a la misma vez cuando se estaba quieta se acercaba a intentar olisquearla.
Una vez cansada ya de ese entretenimiento formule el contrahechizo.
Deje la pluma ya inanimada encima del escritorio y me acosté a dormir.
Quinto y Último Día
Me levante de la cama ansiosa de continuar con la lección, veía como cada vez avanzaba con mejores resultados, y no quería quedarme ahí.
Busque a Bunny en su cama improvisada. Esto se esta empezando a convertir en una costumbre , efectivamente no estaba.
Lo encontré subido a la mesa observando por la ventana, por lo que me di cuenta que ya era hora de devolverlo con su familia, y tras observar el corte comprobé que era cierto.
Una vez el pequeño estaba con su familia pude ver la relajación de la madre y su gratitud, aunque en un principio cierta desconfianza. Me pasé un rato con ellos antes de volver a la Torre a seguir practicando, pero fue entonces cuando me di cuenta de la presencia de un zorro esperando mi partida para abalanzarse hacia ellos.
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En ese momento se levanto una pequeña porción de tierra que pude lanzar hacia el zorro con la esperanza de que se fuera, aunque no fue así, en ese momento ya desesperada y sin saber que hacer, cogí una rosa de un pequeño rosal que había a mi derecha.
De ahí surgió un lobo, apreciando aun ciertos rasgos de la rosa, el zorro corrió espantado en dirección contraría, había funcionado, una sensación de alivio inundo mi cuerpo, aunque no duro mucho ya que cuando me volví a ver a la familia estaban comiendo de una planta toxica, aunque no sabía exactamente sus efectos, la reconocí rápidamente pues recientemente había leído algo sobre ella.
En ese momento cogí la botella de agua que llevaba en la bolsa, y usando como bol las raíces de un árbol, vertí el agua, cogi unas viejas hojas de aquel mismo árbol y pronuncié las palabras con fin de encontrar el antidoto para que no murieran.
Antes de marchar le di de beber a la camada de conejos e inmediatamente partí hacia la Torre, me sentía algo preocupada por dejarla sola en las profundidades del bosque, pero seria lo mejor para ellos, fue en el camino cuando me di cuenta de la fluidez con la que había pronunciado los hechizos sin necesidad de mirar el libro, y algunos de ellos bastante complicados, Ya estoy lista.
Sabía el riesgo que corría si me presentaba ya a los exámenes para cambiar de túnica y empezar a estudiar el libro del aire, pero realmente me veía capaz y tenia seguridad de mi misma.
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