Maldije para mis adentros, yo no pensaba subir tan alto, pero ella sí quiso y yo no le dije lo contrario, tal vez fuesen sus bellas alas de fuego lo que me distrajo, pero el caso era que de pronto se había puesto a llover y estábamos lejos de la escuela.

Recordé entonces una cabaña cercana a la torre, más o menos a la distancia que nos encontrábamos actualmente. En ella vivía un cazador pero seguramente ya se fue hace mucho por lo que, decidido y haciendo un gesto a Naiara para que me siguiera, volé rumbo al interior del bosque en un rápido descenso en picado, tras plegar las alas dejándome caer volví a replegarlas batiéndolas con fuerza en el aire.

Nos internamos en el bosque, estaba un tanto oscuro pero yo veía perfectamente, aunque había charcos por todas partes y la cara de incomodidad de Naiara me decía que prefería no pisar aquello así que no me fue difícil convencerla de cogerla en brazos para ahorrárselo, ella no pesaba mucho y no me costó llevarla.

Tras un tiempo de andar medio-errante y en silencio por fin llegamos a la cabaña, sonreí al verla, la cabaña no era gran cosa, una cabaña de madera sobre un tocón arraigado como base, era pequeña y sin adornos pero el cazador se había asegurado de construirla aislada del viento y la lluvia. Entramos a la cabaña, estaba cambiada desde la última vez, había puesto camas y la había ampliado un poco, haciéndola más cómoda y practicable, en el centro de la estancia había una mesa también de madera.

La dejé sobre una de las camas.
- Bueno, no es gran cosa pero no hemos librado de la lluvia - Sonreí

Naiara me lo agradeció y le sonreí, era una sonrisa sincera, como un "no hay de qué". Me tumbé en la otra cama, que no estaba lejos de la suya, en verdad de lejos ambas camas parecían una, miré la ventana pero la lluvia no parecía amainar, suspiré para mis adentros, algo tenía que hacer pero la casa estaba vacía casi y los adornos eran nulos.

Tumbado, me dí la vuelta para mirar a la cara a Naiara, no quería que se sintiese incómoda y el silencio no ayudaba por lo que decidí romperlo.
- Naiara - La llamé para que me mirase - ¿estudias en la Torre o en otra escuela?

Velenior se tumbó en la cama de al lado, que estaba prácticamente pegada a la mía y yo también me tumbé, relajándome por fin.

Si soy sincera, me dio miedo responderle en qué escuela estudiaba. ¿Y ahora qué le decía? Sí, estaba en la Torre, pero no era mi escuela. Respiré hondo, cerré los ojos durante unos segundos y cuando los abrí, decidí responderle.

—Yo me gradué como maga en la Escuela del Lago de la Luna, pero... Pero ahora estudio... Bueno, en el Castillo del Mar Espectral. Estoy especializándome en magia del fuego, porque tengo una... Una especie de afinidad con el fuego. O eso me han dicho, que nunca habían visto tal afinidad en nadie, pero yo... Yo la verdad es que no tengo ni idea de si soy tan... especial como dicen.
 
«Muy bien, ya sabe media vida tuya. ¿Y si no le interesa?», dijo una voz en mi cabeza. Me mordí el labio, nerviosa y volví a hablar.

—Si me vas a preguntar por mi bando, sí, soy neutral, pero no significa que esté a favor del Dios ni nada... Es decir... Bueno, es difícil de explicar.

Me acerqué un poco más a él y, con un hechizo térmico, hice que no nos congelaramos y en poco tiempo yo dejé de temblar y mis labios volvieron a su color habitual.

—¿Y qué me cuentas de ti? —esbocé una tímida sonrisa y le miré a los ojos, estudiando los detalles de estos y su tono azul.

Fue sincera y lo noté, me sorprendí al ver que no se cerraba en banda y me respondía, incluso me contó más que lo preguntado, pero no me molestó, me gustaba que me hablase desde la confianza, o eso parecía.

- ¿Afinidad con el fuego? Suena muy bien, yo tengo afinidad con el aire, una gran afinidad pero sí que he visto gente que me supera - pensé de nuevo en Rocuv - , de todos modos el aire es mi elemento favorito y desde pequeño lo he amado. Yo comencé en la Torre, tal vez suene extraño viniendo de un elfo peor estos fueron mis inicios como mago. Luego me trasladé a la escuela del bosque dorado, siendo aprendiz de tercer grado donde ahora soy maestro de magia básica.

Su hechizo térmico se agradecía la verdad, la cabaña estaba fría como el ambiente exterior, por un momento eché de menos mis cálidas sábanas de mi habitación, pero aparté aquellos pensamientos de mi mente.

- Yo soy fiel a la Diosa, fue quien me arropó y salvó de innumerables peligros gracias al don de la magia - Me pregunté entonces cómo era ser neutral, ¿luchar contra ambos dioses? ¿o no creer en su existencia? - ¿cómo es ser neutral?

Advertí que se había acercado pero no me alejé, mantuve mi posición, sus labios se tornaron rojos, unos labios no muy grandes pero carnosos, eran bonitos, como su rostro ahora que me fijaba, con aquellos ojos cambiantes que parecían brillar con luz propia... parpadeé desconcertado, me había quedado ensimismado al parecer y me ruboricé un tanto al verlo, pero mi piel tan clara no dejó pasar aquello dando clara cuenta sobre mi rubor que me cubrió de rojo media cara y esto sólo hizo que me ruborizase más y completase la otra mitad.

Entonces me comentó que tenía afinidad con el aire y no pude evitar preguntarle varias cosas. ¡Afinidad con el aire! Aquello debía de ser fascinante. A continuación me dijo que empezó en la Torre, pero que cuando era aprendiz de tercer grado se cambió de escuela y fue a la Escuela del Bosque Dorado y que allí se convirtió en maestro de magia básica. «Claro, al fin y a cabo es un elfo» , pensé.

Y cuando le dije lo de que era neutral, respondió que él era fiel a la Diosa y me preocupó haberlo ofendido de alguna manera, pero cuando me preguntó que cómo era ser neutral me tranquilicé un poco. ¿Cómo le explicaba aquello? Para cualquier otro neutral sería simple: ni dioses ni reyes, sólo hombres. Aquella frase que tantas veces había oído durante mi infancia y que no me parecía del todo equivocada. Tras pensarlo durante unos instantes, decidí hablar.

—Verás... De pequeña siempre habían pensado que... A ver, que estaba endemoniada. Y cuando era una aprendiz, unos magos consagrados entre los que creo que se encuentra una archimaga, me practicaron un exorcismo —murmuré, muerta de miedo. Aquella era la primera vez que le contaba eso a alguien—. Desde ese día, mi forma de pensar cambió.

Sabía que había hablado más de la cuenta, pero necesitaba liberarme de aquella pesada carga. Pero entonces me di cuenta de que me estaba mirando fijamente, sin responderme.

—¿Estás bien?—le pregunté, algo preocupada.

Entonces parpadeó y se ruborizó. Le pregunté si le pasaba algo. Tal vez tenía calor a causa del hechizo.

Me preguntó entonces si me pasaba algo, porque me había ruborizado, maldije para mis adentros, ¿qué respondía ahora? en fin, tampoco había porqué ponerse así, no era para tanto decirlo.
- Tienes unos ojos preciosos y eres guapa, no es un secreto - sonreí levemente.
Lo había dicho sin titubear ni miedo, de todos modos no era algo malo lo que había dicho.

Retomé como si nada la conversación, era increíble pensar que magos de la diosa y uno de sus elegidos hicieran tal cosa, a veces me sorprendía ver que en algunos la diferencia entre el bando de la Diosa y el Dios era que ellos usaban otra magia.

- ¿Porqué te creían endemoniada? - Pregunté sorprendido, la miré de nuevo pero no veía en qué podían confundirla con un demonio.

Se ruborizó por lo que dije, y le sonreí. Luego pasó a relatar algunas razones por las que tal vez pudiesen haberla confundido con un demonio, pero ninguna de ellas cuadraba, ¿qué estúpido creería que es un demonio por aquello?, me apenó que le hubiesen hecho aquello y me dieron ganas de abrazarla pero no lo hice, no quería invadir su espacio personal o que se pusiera nerviosa.

- Qué cruel llega a ser el mundo a veces - comenté en un susurro.
- "¿Y no sería tal vez su fuego?" - Pensé tratando de crear una respuesta lógica a el porqué - "Tendría sentido tal vez, tiene una afinidad al fuego nunca vista y seguro que tuvo algún episodio relacionado con el elemento que fue tan grave que la confundieron con un demonio" - Ante aquella reflexión me surgió la duda que le planteé.
- ¿Has tenido alguna vez un episodio malo relacionado con la magia del fuego?, como incendiar tu habitación por de noche, quemar al tocar, envolverte en llamas.. no sé, ¿algo? - Había oído hablar de casos similares y no sería de extrañar que alguno le hubiese ocurrido - ¿tus emociones afectan a tu magia? por ejemplo, si estás enfadada ¿pasa algo con el fuego? - Pregunté interesado, según había leído la magia del fuego residía su fuerza en los sentimientos.

¿Que si había sufrido algún episodio malo relacionado con la magia del fuego? Pues sí, la verdad, y no pocos.

—Sí —respondí, bajando la mirada—. Solía prender fuego a muchas cosas. También podía... Bueno, puedo encender muy fácilmente el fuego. Esas cosas suelen ocurrirme cuando estoy nerviosa, incómoda o enfadada, sí.

Ya sabía a qué se refería y era lo más probable: mis emociones hacían que fuese incapaz de controlar mi magia. Ahora que era una maga consagrada me resultaba más fácil, pero no creía tener el control absoluto con aquel poderoso tipo de magia. Cuando era una aprendiz era incapaz de controlarla, lo cual provocó innumerables desastres.

Entonces escuché un ruido que hizo que me pusiese alerta. ¿Lo habría oído él también?

—¿Qué ha sido eso?—murmuré, asustada.

¿Y si venía alguien a hacernos daño? Oh, no. Empecé a temblar, estaba muy nerviosa y estaba muerta de miedo otra vez. Quizás era algún animal del bosque, pero aquella idea no me tranquilizaba precisamente.

Cogí a Velenior de la mano —aquella fue la primera vez que tuve un contacto físico tan prolongado con alguien, lo cual me provocó ansiedad al principio— y le insté a que me acompañase a averiguar qué había sido aquello.

Me asomé por una de las ventanas y vi que estaba lloviendo con más intensidad, pero no pude distinguir si había alguien por los alrededores de la cabaña, pero tenía que estar preparada para lo que fuese.

Una violenta llamarada salió disparada de las manos del individuo con rapidez, pero esta fue desviada por una ráfaga de aire que conjuré con un movimiento improvisado ante mi sorpresa. Éste no se amedrentó sin embargo cuando hice impactar sobre él una pared de viento que le hizo retroceder un tanto.

Fruncí el ceño, no sabía ni quién era el objetivo pero estaba claro que no venía en son de paz, no quería hacerme el macho delante de Naiara pero sí asegurarme de que no salía herida incluso sabiendo que podía valerse por sí misma. Me puse a su lado mientras pensaba en qué haría el recién llegado y lo que yo mismo haría en su contra, luego la miré para ver qué preparaba ella.

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Naiara me tomó de la mano instándome a seguirla, al parecer había escuchado algo que yo no había advertido, decidí que lo mejor sería comprobarlo y no tardamos en salir afuera pues por las ventanas no se podía ver prácticamente nada.

A la salida pudimos ver lo que parecía ser una persona encapuchada que vestía ropas negras y marrones oscuro con tonos verdosos en una túnica que le cubría todo el cuerpo y mangas largas que ocultaban sus manos. La impresión inicial no era muy tranquilizadora pero aun así decidí darle una oportunidad.

- Saludos, ¿Quién es? - Pregunté sin muchos miramientos
- Vaya, creía que estaba abandonada - Dijo el individuo con una voz ronca
- Y así es, llegamos hace poco a causa de la lluvia - Expliqué
- Entonces no deberían estar aquí