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Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Invitado, Lun Ago 15, 2016 4:08 pm
Que significan los sueños para un humano? Puede tratarse de algo hermoso o de una experiencia horrible, tanto los sueños pacíficos como las pesadillas pueden calar en lo más profundo de un alma humana. Indagan en sus desamparados recuerdos o bien, entremezclan esos recuerdos con otros totalmente inventados o sacados de un probable futuro, formando un amasijo inter-dimensional de imágenes en la cabeza del mortal, que se muestra incapaz de percibir cual es la realidad.

Que son los sueños para una Guardabosques Etérea? A pesar de saber que estos están relacionados con sus formas Etéreas, son incapaces de adivinar mucho más allá que los humanos. En ocasiones, pueden interactuar con ellos sin saber que desencadenaran sus acciones dentro de su propia mente. Pueden mostrarles un recuerdo incierto, una mezcla de pensamientos como los humanos, o también pueden revelarles las distintas criaturas que anidan al otro lado del limbo. Algunas de sus noches de ensueño son tranquilas, otras más bien extrañas y curiosas, otras pueden convertirse en una pesadilla hecha realidad.

Para fortuna de una Cordera, aquella noche tocaba soñar en paz.

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Semi-inconsciente y apoyada en el tronco de un árbol, con la mirada puesta en el suelo a través de aquella mascara solida atada a su cabeza, solo podía pensar en silencio que esto no se tratara de otra pesadilla mas, pues lo que había visto al levantar cabeza se trataba sin duda de un sueño sacado de lo más profundo de sus recuerdos. Un atardecer en el campo, en un lugar que aun recordaba.



Se encontraba en una llanura poco transitada, habitada por escasos hogares con sus correspondientes tierras. A su alrededor, un vasto campo de hierba y flores con cultivos se extendía hasta una cuadra de distancia, mas allá podía ver extensos campos repletos de trigo, así como otros totalmente vacios donde se practicaba el barbecho. El árbol donde ella estaba asentada era grande, de numerosas ramas gruesas donde un niño podría divertirse haciendo monerías en ellas, viviendo sus aventuras imaginarias creyéndose un héroe salido de ninguna parte con su espada de madera. Cordera se alzó sobre sus pezuñas para observarlo mejor, solo pudo fijarse en que aquellas ramas de madera guardaban el lugar de una niña de 5 años de cabellos castaños llamada Ferzan.

Detrás de ella, al otro lado del campo de cultivo, la casa de campo que le pertenecía a ella y a sus padres, situada al borde de un pequeño precipicio que limitaba con otro campo vacio de su propiedad. Estaba en mejor estado del que podía recordar, a pesar de que sus nobles padres jamás se mostraron conformes a prestar su feudo mediante un vasallaje. La madera no tenía un aspecto podrido a primera vista y tampoco parecía haber sido víctima de la carcoma. Los cristales no estaban siquiera agrietados, mas la suciedad estaba presente en ellos. Se acercó lentamente hacia una de las ventanas, el ligero desnivel del terreno no era un problema para los "pies" de su forma Etérea, ya estaba más que acostumbrada. Ella quería reconocer como era aquel hogar por dentro, era lo único que escapaba a su mente. Apoyaba sus manos cerca del cristal, la suciedad le impedía ver que había dentro a excepción de una mesa y una solitaria silla, y todo gracias al reflejo del sol chocando contra el vidrio. El resto de ventanas le impedían ver nada más.

Cerca del árbol donde se hallaba, no había recatado la atención en una solitaria hamaca de madera situada en lo alto de una diminuta plataforma de madera montada sobre la tierra. Al momento de acercarse a ella, tomándola por el respaldo con las dos manos, las cuencas vacías que tenia por ojos, recubiertas tan solo por diminutas esferas purpuras, se enfocaron en el resto del paisaje. Desde donde estaba, solo podía pensar en las figuras de una hija y de su padre.



"Y si el día de mañana unos malos vienen y me atrapan, como los matare?"
"Pequeña, bajo protección de nuestros hombres no pondrán una sola mano en tu cuerpo, princesita"
"-Refunfuña- Yo no quiero ser una princesa indefensa que dependa de otros para vivir"
"-Padre se agacha frente a ella y la toma de sus hombros con una sonrisa- Entonces, quisieras ser una mujer guerrera, lejos de las ventajas que supone ser una mujer admirada por tantas personas?"
"-Hincha los mofletes, disgustada- Las mujeres guerreras también pueden ser buenas y admiradas, todos los cuentos narran sobre hombres que rescatan a sus mujeres. Yo no dependo de hombres, quiero ser independiente."
"-Padre no pudo evitar reír ante aquello- Has salido a tu madre querida, eres su vivo recuerdo de cuando era pequeña. Tu ganas, mira, el día de mañana tallare en secreto una espada de madera solo para ti que podrás usar para practicar aquí, pero es un secreto entre tú y yo eh?"
"Oh, es en serio? Solo para mí?"
"Solo para ti"
"-A la pequeña se le encendieron los ojos al oír aquello. Contenta, levanto los brazos con un par de saltitos- Si! Me encantaría!"


Pensando en ellos otra vez? - la grave voz de su hermana Pantera irrumpió a sus espaldas durante un sueño más, voz a la que Cordera ya estaba más que familiarizada.
Así es... y pensando en donde podría encontrarlos.
Se podría decir que lo único bueno de mi pasado respecto al tuyo es que Padre y Madre siempre estaban ahí, siempre estaban para quererme hasta el momento de mi rapto y posterior ejecución. Que pensaran cuando se den cuenta que nunca has sido hija única y nunca lo serás?
Eso debería de ser una sorpresa para ellos?
Para el que no sea un Etéreo de los dos, así podre saber si madre sabe que aun sigo entre los vivos, o si padre ha roto nuestras expectativas.
Padre puede ser una mas como nosotras?
Quién sabe, Corderita. Ya sabes que las pesadillas cobran vida en la realidad, al menos, en la nuestra. Quien asegura que nuestro Don solo le pertenece a las mujeres?

No dijo nada más hacia su persona. Cabizbaja solo pudo pensar en la escasa probabilidad de que su padre fuera uno más - Eso explicaría el por qué me había llevado ante ellas... pero nuestro Don solo nos pertenece a nosotras - en su cultura como Etérea dentro de Garnalia, antes y durante el presente Reinado de Eir dentro de la tribu, estaba presente la idea generalizada de que solo las mujeres podían obtener el Don del "Descanso Etéreo". En un pasado cuando todavía desconocía el Don, tenía asumido a la fuerza que se estaban refiriendo a su papel como Guardabosques sin más. Las altas lideres siempre hacían oídos sordos a las preguntas de las indecisas en cuanto al Don, dado que no todas podían tener el prestigio de llevarlo en su sangre, lo cual provocaba disputas internas que solían terminar en pérdidas del personal. En cambio Ferzan se quedó hasta el final, siempre confiada de que tarde o temprano lo sabría, hasta que descubrió que significa llamarse Etérea - Como es posible que un hombre pudiera...

Sin terminar la frase, volvió a levantar cabeza hacia el paisaje, estaba a tan solo unos segundos de despertar.

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Situada encima de la rama de un árbol, Ferzan despertó del sueño con Suku durmiendo a su vera enfrente de ella. Miró a su alrededor tras abrir los ojos, guiándose a través de los rayos del sol al amanecer para confirmar que estaban solas. Las dos hermanas despertaron casi al mismo tiempo. Cruzaron sus miradas una vez y no hicieron falta palabras para debatir nada que no hayan dicho ya en aquel sueño. Su destino estaba ya claro desde un inicio, después de su regreso a Garnalia central desde el Reino Elfico, irían al lugar donde todo empezó.

Habían elegido como lugar de descanso un árbol situado cerca de un arrollo. Ferzan solo con bajar del árbol ya disponía de una fuente de agua donde aprovisionarse, lavarse la cara y despejarse la cabeza. Suku emulaba a su dueña a la hora de beber del arrollo, ella cogió un poco de agua con las manos para lavarle la cara y parte del pelaje, a lo que su hermana respondió alejándose un poco de Ferzan, sacudiéndose el pelaje como un canino - Tienes más miedo al agua que yo a un crustáceo - dijo Ferzan entre risas dándole un par de palmadas. Tras secarse la cara y colocarse de vuelta la máscara, montó a lomos de la Pantera ya más seria y centrada - Vamos - dijo sin mas después de agarrarse fuerte a ella. Salieron a galope escurriéndose entre los árboles y la vegetación, sin demasiada prisa. Solo un suceso les haría parar poco a poco unos minutos después.

Ferzan bajó de Suku tras contemplar como al final de lo que parecían ser unos jardines, un extenso valle se extendía ante ellas, interminable y repleto de vegetación donde justo en el centro, se dejaba ver una enorme torre de numerosos pisos, bien ornamentada y decorada por lo pronto que podían ver de sus afueras. Dos gigantescas estatuas de piedra ya se dejaban vislumbrar en la distancia conforme se acercaban, sosteniendo un bastón y la otra mano al frente tendida en el aire, cada una de ellas decoraba el precipicio de dos montañas conjuntas de altura considerable, el espacio que había entre ellas estaba ocupado por toda la vegetación del valle y en medio, estaba La Torre.

Las palabras de Alexander James vinieron a su mente, raudas cual estrella fugaz.

"Hay varias escuelas de hechicería por todo el mundo. Hay una en el Reino de los Elfos, y otra en Tierras de los humanos. Yo estudio en la Torre con Ankris, comencé mis estudios hace poco y estoy estudiando el libro de la Tierra. No es que tenga mucho nivel, pero en el poco tiempo que llevo allí he aprendido unas cuantas cosas bastante útiles." - fue lo que dijo antes de mostrarle un hechizo en persona donde una mesa, comida y herramientas de comensal apareció de la nada en aquel barco.

Ya había oído hablar de este lugar antes mediante habladurías comunes dentro del pueblo llano, pero fue Alexander, un mago de verdad en carne y hueso, el único que no pretendía matarme hasta aquel entonces, el que me dijo que este lugar es real... - la Pantera la miró extrañada, Ferzan lo percibió en sus ojos - Si, he estado con un mago antes de encontrarte - Suku se sentó en el suelo aun con la mirada algo perdida en ella - No en ese sentido idiota... solo es un amigo, o más bien fue un compañero de viaje. Uno de los pocos magos que no responde con hechizos antes que con palabras ante una amazona, es un buen chico.

Miró a su alrededor antes de volver la mirada a su compañera - Vamos a inspeccionar los alrededores primero. He oído que este sitio recibe el nombre "Valle de los Lobos", esperemos que haga honor a ello.
Férick Lunne
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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Férick Lunne, Jue Ago 18, 2016 6:46 pm
Férick se encontraba en la cama, temblando, revolviéndose entre las sábanas, soñando.

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Una mujer atravesaba un camino de un pueblo, vestida con un hermoso y ligero vestido negro que remarcaba su figura se esforzaba en cubrir su cara con la capucha de su capa, tambien negra para no ser vista bajo la clara luz de la luna. La noche era apacible y primaveral, otorgando a los lugareños a salir de sus casas para disfrutar de la suave brisa llena de vida.

Ella caminaba, ella se deslizaba entre las calles, evitando los habitantes del lugar, evitando ser vista, evitando despertar alertas. Pero aún con sus esfuerzos los obstáculos parecían buscarla a ella, buscaban no evitar que se acercara a sus objetivos, sino hacerla más fuerte.

Un pequeño retoño había salido de un jardín de entre las casas. ¿Qué hace un niño saliendo a la calle a esas horas, qué hace un niño encontrándose con ella? ¿Acaso el destino había elegido que el niño debía morir a tan corta edad? Nuestra joven observó al cachorro de elfo. Odiaba a los elfos. Pero era un niño y la crueldad y el odio que ella profesaba no había llegado al límite de matar a una cría de elfo.

-Aunque- pensó- seguramente este niño lleva más años pisando el suelo de este mundo que yo viva sobre él.

El niño se acercó a nuestra misteriosa dama y con una dulce voz que la hizo estremecer dijo:

- ¿Es usted una bruja?

- ¿Tienes miedo de las brujas, pequeño? -respondió con la voz más dulce que podía. Ella miró al pequeño, pensó que sería divertido y se descubrió la cara. - ¿Te parezco una bruja?

El pequeño retrocedió asombrado, delante suyo se encontraba una hermosa humana que lo miraba con unos ojos más verdes que una selva. -Mi padre dice que las brujas humanas son feas y despiadadas como todos los humanos.

-¿Crees que soy despiadada?- había veces que sólo los niños sabían cómo halagarla.

-Creo que usted es hermosa, como su anillo- dijo el pequeño, hipnotizado. La mujer sonrió satisfecha.

-Acércate- pidió con una mano extendida, el niño temeroso correspondió. Se fijó más de cerca en los ropajes del niño, no eran para nada los ropajes nobles de los elfos, su cara estaba manchada de tierra y su pelo revuelto. Al tocar la mano del niño lo vio, exploró sus sentimientos y notó el sufrimiento y el hambre que pasaba y muy en el fondo notó una chispa de odio.- Mira pequeño- dijo convocando un pequeño fuego fatuo sobre su mano; el pequeño quedó asombrado ante la criatura ígnea- Esto es lo que la magia hace, lo que todos los magos hacen, te parece hermoso, ¿verdad? pues no pienses que lo es- el niño la miraba embelesado por su voz- Seguro que has visto magos que hacen algo parecido- el niño asintió- pero esto, la magia, no tiene por qué ser hermosa, puede ser lo que tú quieras que sea- convocó más poder y el fuego fatuo se retorció hasta convertirse en un espectro de fuego. El niño echó un paso atrás. - Si ahora yo quisiera le ordenaría matarte, pero no temas.- miró una última vez al niño - si quieres algo, hazlo, tienes potencial, muchacho. Sabrás de mi al amanecer.- finalmente pronunció un nuevo hechizo y el niño cayó inconsciente en el suelo.

Podría haberlo matado, podría haber hecho cualquier cosa con él, podría haberlo esclavizado, pedir una recompensa o simplemente torturarlo hasta que hubiera saciado su sed de sufrimiento. Pero derramar sangre inocente sin motivo no la motivaba. Además, tenía planes para él, quizás en un futuro, si se atrevía a seguir sus consejos.


Al caminar dos calles abajo, hacia el centro del pueblo se topó con su destino. Sonrió. Al fin había llegado, tras el largo viaje se encontraba ante la casa del noble al que buscaba. Pero había gente, demasiada gente en los alrededores. Con un sencillo hechizo se fundio con la tierra y ésta la expulsó en un jardín desatendido y sin gente ni guardias. Con otro hechizo de levitación se elevó en el aire y entró por una ventana abierta.

No podía creérselo, se encontraba en la habitación del noble. Observó una silla y se sentó en ella. Sabía que el noble iba a llegar, sabía que vendría acompañado, sólo tenía que estar los uficientemente preparada.

Por fin iba a ahcerlo, por fin iba a completar uno de sus objetivos, por fin podía tachar un nombre.

La puerta se abrió y entró un hombre con armadura acompañado con una elfa vestida con escasa ropa. La prostituta había cumplido su función.

- ¿Quíen eres tú? - dijo el noble, su aliento olía a licor. Disfrutó del momento. El noble se giró hacia la ramera sonriendo. - no me dijistes que habría compañía.

Ella sabía que el elfo tenía una especial tendencia a aprovecharse de humanas en sus viajes por el continente humano.

-¿Cómo?- dijo la mujer sonriente- ¿Es que ya no me recuerdas? Creía que estos años habrían sido como días para ti, elfo- añadió con una mirada seductora, apoyó su cabeza sobre su mano izquerda para mostrar bien su anillo.

El noble miraba a la joven como si de una presa se tratara, la auténtica mirada de la perversión. Tenía en sus aposentos a una elfa que ya iba a hacer lo que él dijera y ahora a la humana más hermosa que había visto en un siglo. Iba a ser una gran noche para el noble.

Pero entonces vio el anillo, tardó unos segundos en entender qué era ese anillo que le resultaba tan familiar; y el anillo lo llevaba ella y no se estaba retorciendo de dolor en el suelo. Ese anillo era suyo.

-Imposible...- dijo deseinvainando su espada.

Pero ella fue más rápida. Se levantó rápidamente de la silla y alzó ambas manos al convocar un hechizo. Potentes rayos de energía saieron de su cuerpo e impactaron en el pecho del elfo reventando la armadura que llevaba y salpicando sangre en el recorrido que siguió el cuerpo del elfo al salir despedido hacia atrás.

La prostituta miró horrorizada y profirió un sonoro grito mientras corría hacia la puerta. Nuestra hechicera maldijo para sus adentros, la emoción que le había puesto en el ataque había roto la conexión mágica que mantenía esclavizada a la prostituta a su voluntad. Pronunció otra frase arcana y de su brazo derecho salió un rayo azul que congeló el cuerpo de la elfa a medio camino de la puerta.

El elfo gimió de dolor. -Tú...- dijo entre sufrimientos- no es posible, os matamos a todos.

-Vaya, parece que se os escaparon dos- dijo ella -un pequeño error ¿no crees?

La chica llegó hasta la elfa congelada y posó su mano en el hielo - Aunque ese error te va a costar la vida, elfo.- Convocó otro hechizo y una perturbación en el aire se expandió desde su mano hacia el hielo atravesándolo. Múltiples cristales de hielo y sangre congelada así como otros órganos y vísceras troceadas saltaron continuando la perturbación en el aire que movia y arrrastraba objetos pesados según avanzaba hasta la pared. El elfo tembló de miedo y miró hacia su alrededor.

- Sólo he venido yo- dijo la joven con una voz tranquilizadora- no hace falta que busques a otro invitado.

- ¡No conseguirás lo que buscas, Lunne! - escupió- ¡No sabes cuánto poder tiene el resto, más del que imaginas!- ahogó un quejido de dolor, parte de sus pulmones habían sido dañados- ¡Aunque me mates no conseguirás nada, necesitarás ayuda, o ellos te matarán!- por primera vez en dos siglos el elfo tuvo miedo.

-No eres el primero de la lista- le respondió- y tengo toda la ayuda que necesito. Puede que matarais a muchos de los míos, pero aún no conoces el auténtico poder de mi familia.

La chica comenzó a acumular energía y su anillo reaccionó a su petición potenciando esa energía, dandole poder, un poder casi inimaginable para el elfo. Un poder que inspiraba temor, un poder que recordó al elfo que su vida, por larga que fuera, iba a tocar a su fin. Pero mucho antes de lo que habría deseado.

-¡Nó!- gritó, sentía el poder que acababa de sacar del anillo, sentía cómo estaba cargado de odio- ¡Detente! ¡Te ayudaré! ¡Te ayudaré a matar al resto, puedo ofrecerte más poder del que ya posees!

- No hay verdad en las palabras de los muertos- dijo ella con una siniestra sonrisa en la cara.

Liberó toda la energía en un único hechizo, el mismo que antes había derribado al noble y el cuerpo de éste estalló tiñiendo de sangre la habitación, no dejando ningún rastro reconocible de él, borrándolo de la existencia.

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-¡KAUNIS!- gritó Férick al despertarse y levantarse en la cama

Estaba temblando, los recuerdos del sueño giraban en su cabeza alocadamente y su torso estaba sudoroso. Había sido una pesadilla, pero ¿había sido real?. Férick miró su anillo, sentía calor radiando de él, sentía cómo vibraba en su dedo.

Había sido real, había visto a su hermana. Había visto cómo mataba uno de los elfos.
Y no podía negarlo, Férick había sentido placer al ver cómo su cuerpo estallaba. Pero su hermana ahora lo aterrorizaba. ¿Cuánto poder tenía ya? ¿Qué más había hecho? ¿Cómo podía haberse vuelto tan poderosa? Y lo peor... ¿Qué más iba a hacer?

Necesitaba tomar el aire. Ni siquiera se preocupó en vestir su cuerpo con más que unos pantalones, aunque sí se pintó la cara como la tradición mandaba entre los hombres de su familia. De su masacrada familia. Y bajó a toda prisa las escaleras, cruzó la puerta de la Torre y no paró de andar hasta llegar al bosque del valle.

Aún estaba amaneciendo, pero notó una presencia cercana a la que se volvió. Parecía una exploradora, pero nunca estaba de más asegurarse.

-¿Quién eres?- no pretendía sonar prepotente o amenazador, pero se encontraba alterado y no controlaba su voz. Hacía años que no se había sentido tan nervioso. Pero por alguna razón la exploradora parecía irradiar un aura de tranquilidad, y también de misterio.
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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Invitado, Vie Ago 19, 2016 3:18 pm
Ambas hermanas se desplazaron hacia el bosque del valle. Tras unos minutos, Suku reparó en beber agua de un riachuelo cruzándose con la atenta mirada de un lobo al otro lado que buscaba lo mismo que ella. La pantera rugió a modo de desafío y el animal salvaje le devolvió el gesto, antes de caer súbitamente al suelo por una flecha en su cuello que después de impactar, este se volvería transparente e inmaterial. Ferzan, transformada en Cordera antropomorfa, extrajo el proyectil Etéreo de la herida mortal no sin antes rematarlo con el mismo para poner fin a su sufrimiento. Dejándolo en el suelo, sostuvo las manos en el cuerpo del animal rezagada sobre sus pezuñas. La energía Etérea de Cordera comenzó a fluir lejos de allí, tomando la forma del animal recién asesinado que se encontraba lejos de la manada y por tanto, de las dos hermanas. A paso lento y sin pausas vino a este lugar, encontró a Suku y más tarde cayó bajo la flecha de su compañera. Ahora solo su cuerpo se sostiene en el mundo de los vivos, bajo las manos de Ferzan.

Están lejos de aquí - pronunció para sí misma tras volver a su forma humana. Limpió el proyectil con la piel del lobo, devolviéndolo al carcaj separado de sus flechas Deldrimor. Cogió al lobo y volvió sobre sus pasos en el bosque, segura de que otros de su calaña no volverían a por su presa, al menos en un buen rato. Suku la siguió tomando la iniciativa en el camino de vuelta.

Ferzan prendió una hoguera tras recoger madera y piedras que apilar a su alrededor. Mientras Suku vigilaba los alrededores, Ferzan aun con la máscara puesta comenzó a desollar al animal con la Daga de Medialuna, troceando la carne para engancharla posteriormente a varios palos de madera con la punta afilada que colocaría alrededor de la hoguera, enterrados y cerca de las piedras que le servirían de contrapeso. Tras terminar el trabajo de desuello, volvió al riachuelo de antes a limpiar la sangre de su arma blanca, secándola con un trapo blanco el cual ya estaba manchado de sangre seca y restos de agua. Guardó el accesorio de vuelta envainando la Daga, cuando de camino a la hoguera la figura de alguien empezaba a mostrarse tras los arboles. Por instinto se ocultó tras un árbol con su arco y una flecha de acero normal en mano. Miró a su alrededor, insegura de encontrarse sola aunque a simple vista sus ojos se lo confirmasen. Asomándose hacia aquella persona con la cuerda sin tensar y el arco bajado, los ojos de Ferzan lo examinaron tras aquella mascara peculiar.

Iba semidesnudo y las marcas pintadas de su cara le despertaban cierta confianza, aunque no se parecían a las suyas, las que Ferzan guardaba en sus caderas y muslos bajo aquellas ropas que ocultaban prácticamente toda su anatomía. No parecía ser una incorporación reciente a sus guardabosques, veía muy poco apropiado e ilógico que un hombre se uniese a su causa, aun así intentó una prueba - Aramızda bir adam dahil cesaret kadınlarımız? - y si no funcionaba, siempre podía responderle en el idioma común. Tras oír su respuesta, salió de su escondite sin envainar el arco, con este a la altura de la cintura apuntando al suelo - Eres de la torre? - su voz sonaba profunda y serena como era habitual, con cierta gravedad que la delataba como una mujer madura que a cada año carecía mas y mas de su plena juventud. Una mujer a la que a simple vista, en aquel momento, solo mostraba sus ojos por debajo de una máscara hecha de un material para nada común, al igual que su arco Soñadora, tallado en Madera Espiritual, de color negro azabache mezclado en algunas partes con azul marino y blanco que resaltaban cuando el arco liberada su potencial, de lo contrario estos últimos colores eran muy poco visibles.
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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Férick Lunne, Mar Ago 23, 2016 6:13 pm
Una curiosa máscara de un material aún menos común salió de entre la frondosidad del bosque, se había ocultado tras un árbol y aún así, por muy en sintonía que Férick era capaz de encontrarse con la Tierra no fue capaz de sentirla. Ni siquiera sus pisadas en el suelo. ¿Quién era? o mejor aún ¿Qué era?.

La mujer había pronunciado unas extrañas palabras que por alguna razón habían hecho que se estremeciera. Viendo que Férick no había respondido a ellas había preguntado si él era de La Torre.

- Estudio allí desde hace unos días- dijo- pero no consideraría que soy de allí.

Cierto era que en La Torre Férick había hayado lo más parecido a un hogar que había tenido en muchos años. Había vagado por el mundo, se había degradado y había dormido en cualquier circunstancia y lugar imaginable y aún así La Torre era el mejor de todo lo anterior.
La Torre, una de las cuatro grandes escuelas de Magia, la escuela entregada a la Tierra. Sentía cómo con su impresionante forma de aguja extraía la energía telúrica de los más hondo de la Tierra, una energía fuerte, poderosa, y a la vez tosca e inamovible. Era una magia que no hacía distinción entre razas, como el Aire, por ejemplo hacia el cual los elfos tenían cierta habilidad o el agua, preferentemente usada por humanos. Y aún así no era suficiente; aún necesitaba más.

- ¿De dóne eres tú?- preguntó, no sabía si era amiga o enemiga ya que su máscara ocultaba su rostro.

Férick sabía que aún debía estar en guardia, era humana, cierto, pero aún así muchos elfos tenían humanos a su servicio. Su corazón aún estaba desvocado y ahora aún más tras haber visto a la vistante. Miró su arco y percibió su poder. Inconscientemente su cuerpo recibió energía de la Torre y su anillo, aún despidiendo calor por el sueño anterior absorvió esa escasa energía que había escapado a su control y la devolvió multiplicada al torrente mágico de Férick.

-¡Ah!- Férick ahogó un grito cuando todos los músculos de su antebrazo se contrajeron a la vez para evitar que el anillo siguiera reaccionando. A veces era doloroso, pero ante esas extrañas armas quizás lo necesitaría. Pero esa mujer era mayor, y parecía muy experimentada. No entraría en batalla ni loco, aún no quería morir. Pero necesitaba respuestas, respuestas sobre su hermana, respuestas sobre el futuro, sobre el presente y sobre qué era esa mujer.


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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Invitado, Lun Ago 29, 2016 1:51 pm
Se consideraba a si mismo que pertenecía a otro lugar y no a la torre porque tan solo se había hospedado allí hace unos días, un mago recién iniciado por lo que parece. Le preguntó de donde era ella, y múltiples respuestas rondaron por su cabeza, escogiendo la mas lógica y coherente para alguien como él, sin explayarse lo mas mínimo - ... De ningún sitio en concreto.

Volvió a colocarse en guardia tras el grito ahogado del mago, quien reposaba su atención en uno de sus brazos. Ferzan miró el brazo en cuestión y lo único que pudo apreciar de interés fue el anillo que portaba en el dedo. Observaba su alrededor volviendo a cubrir la mitad de su cuerpo detrás del tronco, volviendo la atención al joven - Si es por ese anillo, quítatelo ahora - dijo desde la cobertura cargando aun la flecha en la cuerda.

Era consciente de que en el resto del brazo no había nada más llamativo que el anillo. Si estaba acumulando magia en el, de seguro esta no se trataba de energía Etérea o algo por el estilo que estuviese relacionado con la guardabosques. De todas formas, Ferzan no esperaría paciente. Si no le daba explicaciones se arrojaría hacia el muchacho con un zigzag extenso hacia otro árbol colindante a él donde finalmente flanquearía al muchacho desde su lado derecho para quitarle el anillo y arrojarlo algo lejos de la escena, cargando de nuevo la flecha en el arco apuntado hacia él.
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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Férick Lunne, Lun Ago 29, 2016 7:28 pm
La misteriosa mujer se había vuelto a esconder tras un árbol y  había dicho que Férick se quitara el anillo. No podría responderle aún que quisiera, todo su esfuerzo se centradaba en retener la energía entrante del anillo, que fluía con rapidez desde la tierra. Notaba cómo los hombros le pesaban, oponerse a la magia telúrica era complicado. Había oído antes de su madre cuáles podían ser los efectos secundarios de aquellos artefactos: Si no eras capaz de controlarlo te convertías en uno con la energía, con la magia, con el poder. Pero no importaba cuál podría ser realmente el efecto del anillo en ese momento, o peor aún, de oponerse a él; la mujer no había mostrado signos de hostilidad hacia él; el anillo sólo había reaccionado a su propio estado emocional; sabía que si se tranquilizaba podría calmarlo.

Férick levantó la cabeza una vez más para mirar a la mujer e intentar transmitirle en una mirada que esperara un momento. Pero la vio ahí, con el arco cargado apuntándole directamente.

-No creo...- susurró Férick para sus adentros

Se levantó de la tierra donde había caído de rodillas. Ahora esa mujer mostraba ser una amenaza. Dejó que una parte de la energía que el anillo lanzaba constantemente hacia el muro místico que había colocado entre ambos pasara y lo inundara cual torrente mágico. La sensación nunca era desagradable, cierto, el problema era después. La energía telúrica lo conectó con la Tierra y sintió la silueta de la mujer sobre ella, más no bien definida, parecía que no estaba sobre ella completamente. Y el arco, el arco directamente no lo notaba. Las líneas del arco presagiaban algo malo. El anillo comenzó a cerrarse entorno a su dedo, cortando levemente la circulación sanguínea del mismo. ¿A caso aquella mujer quería arrebatarle el anillo?

- Aunque quisiera no podría quitármelo- dijo, pero no era su voz la que hablaba, al menos no la voz que de él se escuchaba normalmente, su voz se había cargado de confianza, era más dura y sólida que antes - No busco pelea, seas quien séas. Y si quieres cogerlo- añadió enseñando el anillo, cuyas rnas marcadas sobre él brillaban con una tenue luz verde- te recomendaría que no te lo quisieras probar, al menos si valoras tu vida.

No era una amenaza, sólo una amigable advertencia. Si alguien que no tuviera la sangre de los Lunne se probara el anillo éste... bueno, digamos que no tendría futuro por delante a parte de dolor. Lo sabía, lo había visto, una vez un jefe de ladrones se lo había probado y aún recordaba cómo su dedo se necrosaba al compás de sus gritos.

Férick se había calmado, su mente ahora era más fría que antes y el anillo dejó de reaccionar de forma incontrolable y ahora estaba pasivo aunque con magia en su interior. Aunque Férick aún tenía dentro de su cuerpo esa energía. El dolor había cesado y su energía muy lentamente se iba disipando, aunque era tal la cantidad que ésto último era despreciable.

Férick levantó las manos como símbolo internacional de paz. Sin embargo había pensado en un hechizo si la mujer se abalanzaba sobre él, uno que pudiera darla fuera cual fuera la dirección que tomara y fuera cual fuera su velocidad, la cual estimaba ser increíble dada la ligereza con la que pisaba el suelo. Algo, creía Férick, la estaba sosteniendo. Y quería saber qué era.
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Re: Remanso de paz (Férick Lunne + libre)por Invitado, Sáb Sep 10, 2016 6:09 pm
Que dem...? - dejó escapar en voz baja tras ver como el anillo estaba atado a su dedo a cal y canto. Retrocedió hacia el ultimo árbol donde ejecutó su movimiento, volviendo a cubrirse sin perderlo de vista. La voz del muchacho, cargada de confianza sobre sí mismo, ya anunciaba la verdad absoluta en sus palabras. Había sido incapaz de defenderse con tal de impedir que aquel anillo actuase sobre su voluntad, un artilugio mágico al parecer que sobrepasaba el propio poder del usuario.

Empezó a asomarse mas y mas tras el gesto de rendición, Ferzan había enfundado el arco y la flecha en mano con prisas, se detuvo unos segundos inmóvil aun con las manos en la espalda tras su enfunde. Mantuvo los ojos clavados en él y en el anillo que llevaba. Recupero la compostura acercándose a él sin empuñar arma alguna, con las manos suspendidas en el aire a la altura de los hombros de tal manera que imitara su gesto - Soy yo quien debería ser la más peligrosa de los dos? - la inseguridad se demostraba en su tono de voz, situándose cerca del brazo donde tenía el anillo. Le pidió bajar el brazo donde no tenia aquel artefacto, y que mantuviera el brazo del anillo bien arriba apuntando al cielo - No me interesa ese estúpido cachivache, ni lo que pueda hacer o deje de hacer - como siempre, la cortesía propia de una salvaje ya se veía reflejada en lo que decía - Actuó por seguridad. No sé de dónde vienes realmente ni de dónde has sacado "eso", pero... - su voz comenzaba a relajarse a partir de aquí - En la naturaleza siempre hay sitio para los siervos de la madre tierra, si tú te consideras un hijo de nuestra madre - estaba lanzándole una indirecta de si se trataba de un salvaje como ella, o en su defecto de un exiliado sin un hogar fijo, aunque tuviese su habitación personal en el colegio.

Mi nombre es Ferzan, el mundo entero es mi hogar y mi procedencia es ninguna parte. Eso es todo sobre mi, por ahora - se disponía a volver a la hoguera antes de quedarse sin desayuno, no estaba muy conforme con darle las sobras quemadas a Suku - Si eres como yo, no te importara tomar el desayuno conmigo - su invitación no duraría eternamente, le esperaría pero no por siempre. No estaban siquiera ni a un minuto de camino.

Volvió a su refugio improvisado entre varios árboles que guardaban una distancia más que considerable, con una hoguera bien puesta en mitad del sitio junto a un par de piedras que limitaban el alcance del fuego. A su alrededor, varios palos de madera cuyas puntas afiladas penetraban y sostenían en el centro de la rama trozos de carne lobuna junto al fuego. Suku guardaba el desayuno acostada como una bola justo al lado de la hoguera. Tras la llegada de Ferzan, se levantó recibiendo las caricias de su hermana la cual estaba agachada frente a ella, no miraría con buenos ojos al desconocido si este aceptara venir - Shh, viene conmigo - le susurro Ferzan al mismo tiempo que una parte de su energía Etérea se desprendía de su cuerpo, rodeando al sujeto y al anillo que portaba en el dedo. Esto no produciría ningún efecto en el, ni siquiera podría ver dicha energía o siquiera sentirla si no se trataba de un ente Etéreo como eran ellas dos o si no disponía de conocimientos expertos en el chamanismo o en la magia de aire, hablando a nivel de especialidad.

La pantera permaneció a cuatro patas cerca de ella mientras Ferzan, arrodillada sobre una pierna, tomaba una de sus "brochetas" naturales de carne de lobo. Fue en ese momento que se quito la mascara sosteniéndola en la mano libre. Su rostro sereno y sus cabellos castaños salieron a la luz iluminados brevemente por el fuego, su mirada seria como era habitual en su mayoría de veces se enfocaba en el crepitar de la madera a la vez que pegaba el primer mordisco y después, volvió a fijarse en el invitado quien percibiría en el rostro de la salvaje como su voz madura se correspondía a sus rasgos faciales. No era una mujer demasiado joven, ya se consideraba adulta con todas las letras, aunque algunas de las cosas que pudiesen decir sonaran tan infantiles e imposibles como los sueños de un niño pequeño al mirar las estrellas en una noche de luna llena. Suku terminó por sentarse cerca de ella mirando al desconocido - Es mi alma gemela, no te hará nada - y aunque esto fuera algo que solo ellas dos sabían, podían considerarse almas gemelas en el sentido literal del término. Se necesitaban mutuamente, fuesen Etéreas o una simple humana junto a un animal.
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