Me siento desconcertado. Jamás hubiese imaginado que Narshel estuviera implicada en algo tan gordo como es una guerra. Aunque imagino que estará a la altura. Después de todo es una Archimaga. No la venceran tan fácilmente. No obstante hay algo que me preocupa...

Estoy pensando en regresar a la Escuela del Lago de la Luna. Tal vez podría echar otro vistazo a esos documentos que escribió mi padre. Estoy convencido de que me he pasado algo por alto.

En ese momento me materializo en las afueras del Lago de la Luna. Me gustaría entrar por la puerta principal, por educación más que nada. No obstante, no doy ni una docena de pasos cuando distingo una figura mirando fijamente el lago. Era un joven de cabellos oscuros como la noche que nos envolvía, pero no fue eso lo que más me llamó la atención. Era su aura...

Mi bastón de pronto empezó a temblar. Tenía la capacidad de detectar la magia... y la de ese joven era muy poderosa. Poderosa y oscura.

¿Quién será ese individuo?

El chico me ha detectado. Al ver que no puedo esconderme, salgo a la vista y le analizo. No parece ser mucho más mayor que yo. Aunque si puedo percibir que tiene más experiencia que yo. Debo ir con pies de plomo:

- Este bastón era de mi padre - respondí - sólo los miembros de mi familia conocíamos de su existencia

Lo cierto es que me desconcierta su reacción. ¿Un bastón que robaba la magia de aquellos que no eran Magos Oscuros? ¿Por qué me resultaba tan familiar? De pronto me preguntó si era un adorador del Dios, y si pretendía atacar la Escuela del Lago de la Luna

- ¿Atacar la Escuela? - pregunté extrañado - ¡Jamás se me ocurriría hacer nada semejante! Soy un devoto servidor de la Diosa y nunca haría daño a ninguno de mis camaradas.

Su rostro se endureció con mis palabras. Tengo el presentimiento de que no es de los míos... y que no está tramando nada bueno. Aunque parece saber mucho sobre...

¡Un momento! ¡Ahora lo recuerdo! ¡Sabía que eso del bastón que robaba magia me sonaba de algo!

- Espera... ¿has dicho un bastón que robaba magia a los que no eran Magos Oscuros? Es curioso, una amiga mía llamada Catherine me habló sobre un bastón parecido

No lo entiendo. ¿A qué vienen esas confianzas?

¿Cómo se atrevía a decir que era un Mago Oscuro? ¡¿Acaso tengo pinta de ser uno de ellos?! De todas formas, dudo que él sea el más idóneo para hablar

- ¿Y qué me dices de tí? - le pregunté, con una mirada inquisitoria - ¡Apestas a Oscuridad! ¡Ni la más fuerte de las luces podría disimular ese hedor!

Fue entonces cuando soltó la bomba informativa: ¡era el novio de Cathy! ¡Y para colmo, dijo que había "alguien" que no deseaba su felicidad! Sin duda se refería a Cres. ¡Será desgraciado...! De todas formas, si concocía a Cathy, significa que él fue estudiante en La Torre. ¡¿No será...?!

- No... ¡¿no me digas que fuiste tú quién secuestró a Cathy?! - deduje, con los ojos muy abiertos por la impresión

Si lo que acabo de decir es cierto, entonces el individuo que tengo ante mí es mi enemigo. Michelle me habló sobre el secuestro de Cathy y el heróico rescate que protagonizó Crescent. Fué durante su ingreso en la enfermería cuando le conocí. Y cuando lo hice, pude ver con mis propios ojos los estragos de aquella pelea.

Sin perder un solo segundo, agarré el bastón con fuerza y comenzé a acumular energía. Este tipo no es de fiar, y no tengo la seguridad de que, en caso de tener que luchar, vaya a jugar limpio conmigo

Sus últimas palabras rebosaban de dolor y tristeza. Podía comprender su dolor, pero su corazón había sido ahogado por la Oscuridad y dudo que se pudiese hacer algo para impedirlo. Aún así, intenté dialogar con él:

- Crescent no es mala persona - le dije - y estoy convencido de que en el fondo tú tampoco lo eres. Pero no puedo pasar por alto el crimen que has cometido.

"Aún así, creo que todavía puedes redimirte. Esto será lo que haremos: te llevaré de vuelta a La Torre y allí podremos aclararlo todo. Estoy convencido de que hay una parte de tí que lucha desesperadamente por sobrepasar el dolor. Ven conmigo... déjame ayudarte"

No mentía. La tristeza que fluye en su corazón es palpable, a pesar de ser un traidor. Si pudiese aumentar la Luz de su corazón, e igualarlo con su Oscuridad, estoy convencido de que estaría a un solo paso de lograr lo que mi padre no pudo. Aún así, las probabilidades de que no sea más que una treta siguen ahí, así que no puedo arriesgarme

- Tal vez podríamos aliviar el ambiente con una presentación, ¿no te parece? - le comenté al recién conocido - Mi nombre es Xehanorth. ¿Tú cómo te llamas?

Se negó a aceptar mi ayuda. Se negó a escuchar mis palabras. Se negó incluso a revelarme su nombre. Alguien que guarda tantos misterios y que ha causado tantos problemas tanto a Cres como a Cathy no podía ser de fiar. Hasta mi propio bastón parecía repudiar la presencia de ese tipo. La Oscuridad de su corazón lo había engullido por completo. No había nada que hacer.

Suspiré, con el dolor azotando mi alma y mi corazón. Lo siento, chico... no me dejas otra alternativa:

- Es una lástima... - pronuncié, de forma clara, concisa e incluso me atrevería a añadir amistosa - ... porque voy a tener que matarte, y no podrá hacerlo Crescent

Y con esta idea en mente, alzé mi bastón, pronunciando un conjuro en arcano y provocando que un rayo surgiese del mismo, directamente hacia él

Rápidamente, mi adversario alzó una barrera mágica que desvió mi ataque inicial. No me molesté en contestar siquiera ante su advertencia de no subestimarle. Esta es mi primera pelea, hacerlo significaría firmar mi sentencia de muerte.

Me sorprendió que comentara la inutilidad de esta pelea. Creo que, por ahora, es lo único que estamos de acuerdo:

- Estoy de acuerdo - contesté con una sonrisa amable, a pesar de la situación - ¿Para que luchar cuando podemos dialogar?

Nunca me ha gustado la gente que piensa que pierde el tiempo. ¿Para qué se molestan entonces en hacer lo que hacen? ¡No tiene sentido!

Entonces, como si me hubiese leído la mente, contraatacó con una excepcional ofensiva acuática: múltiples esferas de hielo con Lanzas Edálficas avanzaban hacia mí a gran velocidad. ¿Por qué tengo la sensación de que ahora es él el que me subestima?

Después de hacer girar el bastón en el aire varias veces, estampé la punta del mismo en el suelo y pronuncié:



El conjuro Barrera de Llamas, potenciado por los poderes de mi bastón, surgió del mismo con una potencia increíble. Es posible que mi especialidad no sea el fuego, pero con esto debería bastar para retener (si bien no de forma permanente) su ofensiva lo suficiente para hacerme a un lado. Sin tiempo que perder, formulé el conjuro de teletransportación en lo que mi barrera se mantenía en pie y me materializé justo en el lago, a una distancia prudencial de mi adversario.

Manteniéndome en pie sobre la superfície líquida (uno de mis conjuros favoritos) pensé en mi siguiente movimiento

Parece que mi adversario me está subestimando. Al menos, lo hacía. Al ver como evadí mi ataque, aquel individuo convocó unas serpientes de agua que rápidamente inmovilizaron mis piernas. A continuación, convocó a un gigantésco Gólem de Agua, que avanzaba lentamente hacia mi con el fin de destruirme.

Aquella criatura era gigantesca, y sin duda sus poderes tenían que estar reforzados. No en vano estamos cerca de la Escuela del Lago de la Luna, el lugar donde la magia acuática es reforzada en grandes cantidades. Por ende, deduzco que su especialidad son los hechizos de Agua. ¡Qué casualidad, igual que yo!

En mi opinión, creo que en lo que respecta al combate, la única diferéncia que hay entre él y yo es mi bastón. Mi adversario es fuerte... muy fuerte. No tengo el tiempo suficiente para escapar como hice antes, así que voy a tener que pasar al ataque. Sin duda, ha llegado el momento de probar "eso". Concentro mis energías y las canalizo a través del bastón. Nunca lo había hecho, así que no estoy seguro de que vaya a funcionar. Aún así debo intentarlo.

Desde lo más profundo de mi alma, convoqué a los espíritus gemelos de mi bastón, suplicándoles que me ofrecieran su ayuda para derrotar a tan terrible adversario. Y en respuesta... las dos serpientes de mi bastón se separaron, enroscándose cada una en un brazo diferente. La perla plateada, ahora liberada, se partió en dos, incrustándose cada mitad en la frente de cada una de las serpientes. Observé entonces a las serpientes enroscadas en mis brazos. Sentí cómo los poderes de la Luz y de la Oscuridad invadían todo mi ser, otorgándome un poder al alcanze de muy pocos mortales.

Y con esta idea en mente, pronuncié las palabras de uno de los conjuros más básicos de mi "repertorio privado":



Y sintiéndo cómo la energía brotaba de mis manos, llamas blancas a mi izquierda y llamas negras a mi derecha se fundieron con mis manos, para después ser arrojadas hacia el Gólem de Agua, que estalló en múltiples gotas de agua al recibir el impacto.

Tras lanzar el conjuro, comenzé a jadear. Las llamas de mis manos continuaban ardiendo. Me sentía abrumado por la cantidad de poder que había expulsado sin la necesidad de gastar excesiva energía.

- ¿Qué tienes que decir a esto, eh? - grité, esperando que mi enemigo me oyera

Con mis manos todavía en llamas, me deshice de las serpientes que enroscaban mis piernas, recobrando de nuevo la movilidad. Observé los alrededores, sin encontrar rastro alguno de mi enemigo. Algo me dice que está escondido, recuperando fuerzas perdidas... aunque también es posible que esté preparando una emboscada. En ese caso, voy a tener que pasar a una ofensiva total.

Entrelazé los dedos de mis manos y empezé a acumular energía. A continuación, realizé mi siguiente hechizo:



Dos vigías fueron invocados, y se fusionaron con las llamas blancas y negras, dándoles un aspecto aterrador. Me vendrán bien para alertar cualquier ataque sorpresa. Además, han sido potenciados por mi bastón, por lo que deberían ser capaces de defenderme. Ahora que he invocado algo para protegerme, puedo concentrarme en reunir la energía suficiente para el conjuro final, el conjuro que acabará con esta absurda lucha

¡Genial! Telepatía. Ahora no podré localizar su ubicación. Lo único que demostraba con eso es que era un cobarde. Pero en fin, no importa, en cuanto haya acumulado energía suficiente, no podrá esconderse de mi.

De repente, sombras que adoptaban la forma de insectos voladores atacaron a mis vigías. Los conozco. Son insectos malignos, capaces de absorber la magia de sus oponentes. Cosa por otro lado no muy importante, pues te suelen dejar seco y sin sangre en cuestión de minutos.

Mis vigías han sido reforzados, por lo que deberían aguantar lo suficiente como para finalizar mi hechizo. Con el fin de ganar tiempo, ordené a mis vigías que me rodeasen, creando una barrera impenetrable, a la que los insectos se pegaron como moscas a la miel. Fué entonces cuando esbozé una sonrisa triunfal:

- Jacque Mate - me dije mentalmente, con el fin de que oyera mis pensamientos

Antes de que aquellos insectos terminasen de devorar a mis vigías, cogí todo el aire que pude... y me sumergí en el agua

Dentro del agua me sentí realmente comodo. Este conjuro es muy especial y requería mucha práctica, por lo que a menudo solía visitar los baños y las termas de la Torre. Ahora sé que estoy capacitado para realizar este conjuro. Uniendo mis manos con más fuerza que nunca, y liberando toda la energía acumulada, pronuncié las palabras mágicas:


Y tras pronunciar aquellas runas arcanas, mi cuerpo empezó a desvanecerse en el agua, mezclando mi organismo con el elemento que me envolvía...

... ahora yo soy el agua. Y con esta idea en mente, el agua del lago brotó con fuerza, ahogando a los insectos que me atacaban. El agua empezó a tomar forma mientras ascendía cada vez más y más. Ahora, una figura gigante de agua con mis aspecto reinaba sobre el legendario Lago de la Luna.

Y sin dar tiempo a mi adversario a defenderse siquiera, alargué mis brazos hacia el bosque, lo que hizo que todo el agua del lago se alzara, provocando un tsunami que no tardó en inundar el bosque en el que se escondía mi enemigo

Gran parte del bosque desapareció bajo las aguas. De pronto, mis brazos acuáticos comenzaron a solidificarse con un conjuro de congelación, probablemente realizado por aquel individuo. Está claro que intenta detenerme, aunque estoy convencido de que este conjuro está agotando sus energías. Dejé entonces de atacar y concentré mis energías en deshacer el hielo:



Rápidamente (y sobretodo, gracias al poder del bastón) el hielo empezó a derretirse, tomando de nuevo su forma acuática. Al cabo de un rato, disolví la figura de agua y devolví sus líquidas entrañas al lago. Aterrizé en plena tierra y el cansancio me obligó a ponerme de rodillas en el suelo. Me sentía cansado. Cansado y muy mareado. Era la primera vez que utilizaba esa técnica y, aunque a resultado ser un éxito rotundo, no puedo evitar vomitar un poco.

Pero eso ya da igual. Mi técnica era perfecta. Es imposible que haya podido sobrevivir a este ataque. Lamento mucho el tener que haber hecho, pero no tuve más alternativa. Sonreí. Había salido victorioso de mi primera pelea, y me sentía orgulloso de mí mismo.

Hasta que oí aquellas palabras en mi cabeza

No está muerto

Mis ojos se abrieron como platos al oír aquello. ¿Quién decía eso? ¿Y cómo podía saberlo?

Estoy aquí - murmuró la voz, en tono alegre y jugetón

Y me giré para contemplar a la persona que me había prorporcionado la información.