Varios días de camino le tomaron a la muchacha abarcar la cruenta distancia entre Zhanté Capital y la Escuela del Lago de la Luna. Ataviada con su abrigo de tela y ropajes habituales, su figura enmascarada y visiblemente armada a sus espaldas recorría con esmero el bosque que anidaba alrededor del lugar, fatigada e ignorante a la pequeña llovizna que estaba teniendo lugar en el momento. Su ropa estaba húmeda, bastante mojada vista desde el exterior. Cualquiera que la hubiese visto habría deducido fácilmente que la chica había atravesado gran parte del bosque cuando aun llovía intensamente sobre este.

Colgada de la punta de la Naginata, cerca de la hoja se hallaba colgando una bolsa cargada con provisiones varias, oro, velas e incienso. Estaba preparada para pasar un pequeño tiempo en aquel lugar, no estaba dispuesta a recorrer decenas de kilómetros para un simple viaje de ida y vuelta. Mientras que sus piernas caminaban ya por la inercia muscular del esfuerzo al que las había sometido, su cabeza seguía divagando en experiencias pasadas con su madre y familia de su "Okiya" donde siempre ha pertenecido.




Pero jamás he llegado a decir en que me convertiría exactamente - se dijo a sí misma. Rodeando el lago, buscaba el puente por donde acceder a las puertas del colegio - Porque debería conformarme solo con el oficio de Geisha... cuando puedo ser algo más? - esbozaba una sonrisa, dirigiéndose al interior de la escuela.

A los pies de las aguas del lago se hallaba la joven Zhantiana, agazapada en la orilla saciando su sed y calor durante todo este ajetreado trayecto antes de llegar aquí. Si algo debía de respetar y cuidar como Geisha era su apariencia, por más que fuera el mínimo descuido en su piel, una primera impresión lo es todo para ella y ahora era especialmente importante que conserve su belleza intacta, aunque muchos no sean dignos merecedores de deleitarse con la misma, cuando se presente ante el mismísimo maestro de la escuela. Miro por un momento el fondo del lago, sus ojos se perdieron en el infinito cumulo de agua que rodeaba la estructura. No por el deleite de un bello paisaje o la advertencia de un peligro, los ojos de Okatsu irradiaban sed de poder, un poder que esperaba encontrar en este lugar.

"Cuando sea una maga de prestigio alzare las aguas de este lugar hacia el cielo, hare que tomen forma hasta convertirse en un colosal castillo... un hogar solo para mi, un hogar lejos de toda esa plebe de ineptos..." - pensó.

Unas pisadas anónimas sobre la hierba mojada la advirtieron de súbito. Volvió a alzarse tras colocarse la máscara de vuelta adoptando una pose de guardia con las piernas estiradas y una mano sobre el soporte de su Naginata sin llegar a desenvainar. Dos muchachos corrieron hacia ella y por reacción humana, la Zhantiana se aparto de súbito sin perderlos de vista mientras se dedicaban a dar vueltas a su alrededor, sin ton ni son, como pollos sin cabeza. Okatsu comenzaba a ponerse nerviosa intentando identificar un peligro lejano a su alrededor sin perder de vista su principal objetivo que eran estos dos varones. Tomó cierta distancia de seguridad intentado relajarse cuando los individuos fueron cayendo poco a poco mareados sobre el terreno. Fue acercándoseles con sumo cuidado y fragilidad con las manos a la altura del pecho, mostrándoles las palmas de las manos hacia ellos en un vago gesto de calma. Antes de intentar hablar ellos mismos se habían presentado sin pedírselo siquiera, no quiso reparar demasiado en aquellos extraños nombres, solo pudo pensar en que se trataban de vulgares apodos o que sus madres no los querían demasiado.

Eh... estáis bien? - una dulce y agradable voz emergió de los labios de Okatsu, transmitía un aura de calma y armonía que apaciguaría hasta a un niño recién nacido - El arma es solo para asustar, un obsequio de un familiar para mantener lejos a los malhechores...- Inclino la cabeza hacia un lado y posteriormente medio cuerpo de cintura para arriba en la misma dirección, con las manos cruzadas detrás de su cintura mostrando su inocencia - También os dirigís a esta escuela? - sus ojos se mostraban serenos tras la máscara.

Okatsu retomo la pose, siguió el dedo de Deus a través de un pequeño sendero entre los árboles, lejos de la orilla por donde tenía pensado avanzar. Se alejo un poco de ellos observando el lugar hasta que se decantaron por invitarla a ir a la escuela juntos, la Zhantiana se volvió tras escuchar lo que tenían que decir sobre el Reino y su no tan benévolo dominio religioso- Eso he oido de boca de mucha gente... -comenzó a andar tomando la delantera un breve momento- Algo que había comenzado desde lo más recóndito del centro de Garnalia se ha extendido por todo el continente, el populacho adora meterse en los asuntos de esa gente, y les comprendo.




Ya sea a las buenas o por la fuerza... -escurre un pequeño mechón de pelo fuera de la máscara- Utilizan la palabra o el acero para los más duros de mollera...




Una verdadera molestia, si... -muestra una sonrisita tranquila y apacible como su voz, se mostraba confiada y al mismo tiempo con ciertos aires de esperanza, tarde o temprano Zhante escapara de las garras del codicioso yugo de la inquisición y quería estar preparada para cuando ocurriese- Pero llegara un dia en el que estaremos preparados, y todo volvera a ser como antes.




Siguieron caminando a medida que el sendero se hacía más ancho, dando lugar a una bifurcación en un espacio abierto y con menor densidad de arboles para poder ver mejor hacia donde llevaba cada camino. Okatsu espero una indicación a pesar de que tenía claro por donde debía avanzar, miro hacia ambos sentidos repetidas veces sin mover apenas la cabeza, desde las cuencas de la máscara su mirada mostraba desconfianza incluso hacia sus "compañeros" de viaje. Dio un par de pasos en dirección oeste donde había dejado el lago con la vista, manteniendo una distancia prudencial con los mismos.

Off Rol:

Las malas noticias relacionadas con la purga de adeptos magos, provenientes de la oscura cueva bajo tierra, se hacían cada vez más evidentes. No solo cierta Zhantiana, sino además, la propia Nea, abandonaron lo que creían un hogar en busca de un futuro prospero y en el caso de la dama oscura, seguridad. Se distancio por un pequeño tiempo de toda compañía en busca de materiales naturales para futuras pócimas y ungüentos, cuando escucho desde la lejanía...

*¿Caballos?* -piensa. Toma la cesta y escucha unos ruidos cada vez más altos aproximarse mientras se esconde tras el grueso tocón de un árbol. Se coge del traje intentando encajar del todo en ese hueco improvisado, cuando el ruido alcanza su máximo y un grupo montado en caballo pasa a toda velocidad cerca suya en dirección contraria. Nea sale de su escondite sacudiéndose las ropas, toma la cesta sobre el brazo y extrañada, sigue su recorrido hacia donde fue aquella comitiva.

En nombre de dios y por el poder que me ha concedido la orden de San Longino, quedas detenido, acusado del delito de herejía y de practicar artes oscuras. Ven con nosotros o muere.

Las amenazas fueron difusas en un principio pero conforme se acercaba, vio a los mismos tipos que antes iban a caballo amenazando a quien creían un chico, que a la vista de la dama oscura, reconoció de inmediato. La sorpresa fue tal que abrió los ojos, se aprovecho de su condición emocional fingiendo sorpresa tras el árbol mas próximo a modo de cobertura para la amenaza con ballesta. Dejo caer la cesta con cuidado sin saber bien qué hacer.

¡¡Hermana!! –exclama bastante fuera de lo habitual en su persona. Nea, observa a Okatsu y los presentes revelándose ante ellos parcialmente, mientras de su brazo diestro apoyado en el árbol, se escurre una de sus serpientes la cual asciende casi hasta la copa. Su “hermana de sangre”, semi-arrodillada casi con una mano sobre la espalda, intenta mostrarte inocente ante la reciente confusión de ver a su captora con este par de hombres armados. Por sus actos, dedujo sin dificultad que Nea no iba con ellos.

Te equivocas... no soy una maga... –se justifica bastante esquiva, ya casi estaba por tomar el mango de su Naginata. Pero supo que aquellas personas no iban a parar, no es que tuviese mucho plan para poder pararlos. Por suerte, Nea supo actuar antes de entrar a escena. Sabía que la dama oscura tendría que abandonar su cobertura por una posible orden de arresto o similar, por intentar ayudar a una “maga” que no era más que una Geisha retirada.

En el momento que intentaran atacarlas, la serpiente de Nea sobre el árbol que había estado desplazándose sobre las ramas colindantes, se arrojo hostilmente sobre el hombre con ballesta, desde las alturas. La propia Nea daría una zancada e intentaría atacar a melee, sin mucho éxito, al de la maza prendida con las cuchillas ocultas engarzadas de su abanico zurdo, pero tendría que valerse de la distancia para poder moverse fuera de su rango. Sus abanicos tan solo podrían parar el golpe de una daga o derivantes.

Okatsu se lanzaría ya con arma en mano dando una media vuelta, cortando al aire a la altura de su abdomen intentando rodear al hombre que le arrojo la amenaza para ayudar a Nea con el tipo de la maza. Esta actuaria en consecuencia con su otra serpiente sobre su brazo diestro, que mueve hacia delante sacándola de la oscuridad de su manga para atacar a quien encontrase más vulnerable de los dos, el tipo del medio o el de la maza.